**Se han estado desarrollando en los últimos dos años cambios de fondo en algunas instituciones de importancia para la estabilidad republicana, entre estas el Consejo Nacional Electoral que tiene un papel clave en el escenario presente, con unos comicios regionales y municipales de gran importancia para consolidar el actual ciclo de convivencia política.

CIUDAD MCY.- Quedan exactamente 19 días para que Venezuela celebre las llamadas ‘megaelecciones’, un complejo evento comicial que definirá 3 mil 82 cargos públicos distribuidos en 23 gobernaciones, 335 alcaldías, curules para los Consejos Legislativos Estadales y para las cámaras municipales.

La ruta a estos comicios ha sido forjada desde principios de este año con una serie de acercamientos y negociaciones que permitirán la participación de 70 mil 244 candidatos, de los cuales 3 mil 82 son del chavismo —uno por cada cargo en disputa— y el resto de las distintas facciones opositoras. Los aspirantes se distribuyen en 329 para las gobernaciones; 4 mil 462 para las alcaldías y 65 mil para las diputaciones regionales y locales.

A pesar de que no será una elección nacional, el evento representa un punto de inflexión para el contexto venezolano y las perspectivas para 2022 y lo que se juegan los actores que compiten en los comicios son elevadas.

LA SUSPENSIÓN DEL DIÁLOGO EN MÉXICO

El mes pasado, la suspensión del diálogo que mantenían en México el Gobierno y la oposición generó ruido de cara a la elección de noviembre, ya que la decisión obedeció a la extradición del empresario y diplomático Alex Saab a EEUU, quien había sido previamente designado como representante del Ejecutivo en la mesa de negociaciones.

Para algunos analistas la pausa en el diálogo es un error y la designación de Saab como delegado, “una provocación innecesaria”. A pesar de esto, consideran que esos hechos no tendrán ningún impacto decisivo en las elecciones porque, el Gobierno dará sus concesiones para la participación del G4, y éste cumplirá su compromiso de participar.

El análisis que hacen los opinadores sobre Saab es que los intereses del país no pueden depender del destino de una individualidad. El Gobierno deberá regresar a la mesa pronto, aseveran los analíticos contrarios al proceso bolivariano.

Por otra parte, justo antes que iniciaran las conversaciones en México, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, alertó que los representantes de la oposición actuaban más como fichas de EEUU que como un grupo político que adversa a su Gobierno.

La oposición radical que participa en los diálogos es una facción que en los últimos años se ha dado a la tarea de desestructurar y de tratar de boicotear la institucionalidad del país, con la creación del gobierno paralelo de Juan Guaidó, por lo que eso hace muy complejo el panorama para las negociaciones.

PROVOCACIONES CONTRA EL DIÁLOGO

Hay un boicot por parte de factores que hacen un doble juego: por una parte, apuestan a un diálogo y a una mesa de negociación, pero por otro vemos repetidos intentos por dañarlo. Antes del retiro del Gobierno de la mesa de negociación hubo varias provocaciones externas para intentar sabotear los acercamientos.

El primero fue el robo Monómeros que concretó el presidente de Colombia, Iván Duque; luego las afirmaciones injerencistas de Josep Borrell sobre Venezuela; y finalmente el caso de Álex Saab, que terminó haciendo que el gobierno venezolano se levantara de la mesa. Son hechos reales y puntuales que siguen la lógica de las oposiciones, que juegan al policía bueno y al policía malo.

Todo esto es contrario del querer de los venezolanos, que finalmente terminan secuestrados por la oposición extremista que no decide por sí misma y que hace pensar, a pocas semanas de unas megaelecciones y ante un escenario electoral adverso generado por sus continuos errores, que por enésima vez podrían retomar la denuncia del fraude.

¿PODRÁ LA OPOSICIÓN CON LAS FRACTURAS INTERNAS?

Las distintas fracciones de la oposición han protagonizado en los últimos meses señalamientos cruzados a varios de sus voceros por estar implicadas en delitos de corrupción. Esto ha aumentado las fracturas internas y generado un clima de desconfianza entre sus seguidores.

Es muy lamentable para la oposición porque le impide mostrarse como referente para los votantes que no simpatizan con el chavismo ya que esas opciones políticas no tienen la autoridad ni moral ni política para gobernar a Venezuela.

La excesiva fragmentación de la oposición venezolana será su vía rápida al fracaso en las urnas. El triunfo electoral es la unidad de las fuerzas y nunca la oposición había estado tan dividida, un divisionismo generado desde las sombras por Leopoldo López con Juan Guaidó y compañía.

En términos políticos, sin embargo, el tablero pareciera favorecer al Gobierno, que nunca ha rehuido del camino electoral y que no tiene ningún complejo de vencer a una oposición que llevará a varios candidatos para un mismo cargo. Esa división, en términos electorales, es el más grande regalo que le pueden dar las oposiciones al gobierno, una división que radicalizó Donald Trump con el invento de Juan Guaidó.

CLIMA POST-ELECTORAL Y LA UE OBSERVADORA

Lo más probable es que algunas de las oposiciones vuelvan al juego político dentro del orden democrático, luego de que ganen ciertas alcaldías y gobernaciones, aunque no la mayoría. Eso abrirá un proceso de reinstitucionalización que dejará aislados y relegados a una minoría, a esos factores que juegan a romper el juego republicano e institucional, la estructura del Estado Nación de Venezuela.

La presencia de misiones de la UE y de la ONU como observadores del proceso electoral, podrían llevar a un restablecimiento de relaciones de Venezuela con toda Europa, y al aislamiento de los sectores más conservadores y guerreristas de EEUU.

La misión de la UE con base a los señalamientos que hizo previamente Josep Borrell, podría convertirse en un agente que genere polémica y que asuma finalmente un rol como el que ejecutó la Organización de Estados Americanos (OEA) en Bolivia, que decantó en un golpe de Estado contra el entonces presidente Evo Morales.

Si el rol de la UE será, por ejemplo, el mismo de la OEA en Bolivia, que terminaron preparando un golpe de Estado, sería nefasto. Estamos en un momento en el que hay más preguntas que respuestas y más dudas que certezas. Con las conversaciones de México paralizadas, sigue latente la posibilidad de que la oposición vuelva a refugiarse en la denuncia del fraude.

CARACAS Y WASHINGTON DESPUÉS DE LAS ELECCIONES

Uno de los puntos clave que queda en suspendo es qué pasará con la relación de Venezuela con EEUU, teniendo en cuenta que la oposición —incluso la que respalda a Guaidó— participará en la elección del 21 de noviembre.

Después de los comicios, Washington podría cambiar su postura con respecto a Caracas, ya que el factor comercial pudiera determinar un acercamiento. Más allá de que la política actual de Joe Biden esté alineada con la gestión de su antecesor Donald Trump. No se descarta la posibilidad de que desde la Casa Blanca se apueste a una normalización.

Es lo mismo que está pasando en Colombia, que su economía ha caído, el comercio y el empleo, y por eso se da el acercamiento del parlamento colombiano con el venezolano. Además, como el candidato izquierdista, Gustavo Petro, puntea en las encuestas a la Presidencia, los factores políticos empiezan a darle la espalda a Iván Duque y a su mentor Álvaro Uribe.

La elección de Petro en Colombia es bastante probable y de concretarse, implicaría un cambio de fondo en las políticas del Estado colombiano a lo interno y a lo externo con Venezuela, aunque el candidato colombiano ha sido crítico de Maduro, llegando incluso a llamarlo dictador.

De momento, el cronograma electoral sigue su camino, aunque hay factores que todavía podrían influir en el desarrollo del evento, como la visita del Fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), Karim Khan, quien llegó el domingo a Caracas.

Mientras tanto, en la recta final de la campaña, los partidos parecen jugar a dos bandas: por un lado, apuestan por alcanzar el mayor número de votos para cargos de elección popular; y por el otro, abogan por allanar el camino a la normalización política y la estabilidad del país.

MARCOS GAVIDIA
Tomado de: RESUMEN LATINOAMERICANO