Musicólogos y fanáticos se debaten entre características y preferencias sobre las múltiples facetas de su talento FOTOS PRENSA SSPPC

CIUDAD MCY.- Ya es de noche y hay caras heladas, vuelve el viento, la piel se resquebraja, hay un grito de alegría y se produce el silencio. El Norte mira hacia abajo y se ilusiona, mientras el Sur levanta la vista y sueña. Ambas partes divisan icónicas imágenes de Maracay, ciudad a la cual pocos se preocupan en saber cómo se llega, pero llegan.

Al arribar quedan subyugados en lo más profundo de su corazón, convirtiéndola en pasión sin fronteras donde hay fronteras, sin límites cuando hay límites, sin recortes ni enmiendas, enalteciendo su gentilicio a través del trabajo, sacrificio y espíritu generoso de personas como el bajista Dennys Azuaje, quien en su búsqueda por acceder al Olimpo musical de la región central, siempre tiene tiempo para la entrevista, encontrándose siempre disponible en épocas de ídolos reticentes, apurados con ignotas y nebulosas urgencias.

Versátil creador de peculiares sonoridades rítmicas populares, caribeñas y venezolanas, donde la salsa adquiere icónica dimensión espiritual para expresar inquietudes de vida, Azuaje pasea la lírica de sus canciones por infinitos temas de la cotidianidad, donde comunidades populares, ciudad y lucha revolucionaria se convierten en maravillosa excusa para seducir audiencias en cada presentación que realiza junto a su agrupación Los Seis del Porche, presentes en comunidades populares e icónicos espacios públicos de Aragua, que cobijan tácitamente sus sueños y esperanzas.

Azuaje fue cautivado por la influencia del disco El Malo de Willy Colón

POTENCIA CULTURAL A NIVEL MUSICAL

Es cierto, entre tantos icónicos grupos de música popular que confirman a nuestra entidad como genuina potencia cultural a nivel musical, que puede pasar desapercibido su nombre, pero eso no quiere decir nada. Y si no pregúntenle a notables bajistas que lo influenciaron como “Cachao”, Salvador Cuevas, José “Mortadelo” Soto u Oscar D´ León.

Cualquiera de ellos les diría quién es Dennys Azuaje, músico multifacético, nacido en la calle Miranda del barrio 23 de Enero en Maracay. Cualquiera de ellos les diría que esta especie de duende inquieto y sonriente de entusiasmo insobornable, esa persona dulce y querible, capaz de conservar la inocencia después de haber atravesado por todas las pruebas que la vida puede poner en la vida de los hombres de su origen, se proyecta entre los bajistas y compositores más influyentes en la historia de la música regional.

Musicólogos y fanáticos se debaten entre características y preferencias sobre las múltiples facetas de su talento, sin regatearle ni un ápice a su genio musical indiscutible. Le otorgaron el título de “Maestro” al prodigio que se montó a los escenarios a los 16 años de edad, cuando estudiaba en le Escuela de Tropa del Ejército, ubicada en el Cuartel Montilla de La Victoria.

Poeta, compositor, arreglista, intérprete, activista político revolucionario, bajista, cuatrista, pianista, clarinetista, promotor, director, rebelde, irreverente y atrevido, Dennys Azuaje se formó musicalmente en Maracay durante los años 70 del siglo pasado, lo que explica histórica y culturalmente el sincretismo de su arte.
Azuaje y el término salsa son productos contemporáneos de ese sincretismo y fusión espontánea originaria a nivel del alma. Dennys utiliza la palabra salsa, para definir una esencia musical afrocaribeña. O como definen a la salsa varios sociólogos o etnomusicólogos: “Una manera de hacer música, más que un género”.

Y como la Salsa, una persona como Azuaje solo puede haber nacido en Maracay, donde a un hijo de tambores, cuerdas y vientos se le mezcló con Cortijo o The Beatles; la plena, guaracha y cumbia con el jazz; así como la samba con el sentimiento blues, creando un sonido particular, siempre innovador y creativo, que él define como panamericano. Sus fanáticos lo definen claramente como el “Sonido Azuaje”, el cual incluye a todos sus muertos y vivos en un mismo pentagrama. Dennys también es latín jazz, es salsa erótica y salsa sinfónica. Es Aragua y Carabobo, genuino sentimiento latino.

Integrante de una familia de músicos, al bajista lo inició como músico aragüeño, caribeño y latinoamericano a nivel consciente, su tío Jesús Suárez. Fue Don Chucho quien le abrió la puerta a la diáspora afrocaribeña y latinoamericana de la actualidad.

Suárez fue la reafirmación cultural y musical de Dennys. Reafirmación que nace verde en la calle y madura en forma de una tradición histórica latinoamericana, de activismo sociopolítico revolucionario en la música. Su esfuerzo y dedicación se encuentra abocada a su vez en el trabajo en pro de la formación de una nueva camada de músicos dispuestos a emprender carrera, interpretando temas salseros con sentido, profundo mensaje social y amor patrio.

Azuaje fue cautivado por la influencia del disco El Malo de Willy Colón el cual escuchó en sus lejanas épocas de adolescencia. El mismo barrio que le brindó los temas atrevidos de la calle le dio sus primeras lecciones de música y le dotó de su actitud irreverente y necesaria para cambiar instrumentación y estructura.

El genio se impuso. Su educación formal vino después de incursionar en el mágico mundo del clarinete, lecciones que se llevó escondidas a su casa. Al descubrir su eterno idilio con el bajo supo que la música iba en serio, razón por la cual comenzó a tomar clases formales.

Luego comenzó a tomar forma su estilo y sonido particular. El genio irreverente, versátil e inquieto de Dennys no estaba para esperar que lo comprendieran. Se dedicó a buscar talento, a experimentar con la música llanera y clásica.

A Azuaje se le reconoce su faceta sociopolítica con la misma naturalidad con que ese le reconoce su genio musical. Su palabra en tarimas de comunidades populares de la ciudad se torna tan efectiva como su música.
Como si le sobrara tiempo, Dennys se las arregla para trotar, boxear y programar computadoras. Es un feroz autodidacta, quien además de músico, estudia por cuenta propia desde física hasta periodismo. Tiene esposa e hijos, así como una pasión celosa por ocupar en familia el tiempo que no le dedica a la música, siempre bajo su lema en la vida: “Salsa para vivir, salsa para ser feliz”.

PRENSA SSPPC