CIUDAD MCY.- Luego de concluir su dominical rezo del Ángelus, en horas del mediodía, el Sumo Pontífice manifestó desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano, ante fieles y peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro, que “sigo pensando en la grave situación en Palestina e Israel, donde tantas personas han perdido la vida”.

“Por favor, deténganse, en nombre de Dios: ¡cesen el fuego! Espero que se sigan todos los caminos para evitar por completo una escalada del conflicto, se pueda ayudar a los heridos y la ayuda llegue a la población de Gaza, donde la situación humanitaria es muy grave», expresó el Papa, de acuerdo con un comunicado de la Santa Sede.

En la nota, publicada en su sitio oficial por la oficina de prensa del Vaticano, se señala que Francisco se refirió al sufrimiento de los niños víctimas de los enfrentamientos que también tienen lugar otras partes del mundo y expresó que “así es como se está matando su futuro”, por lo que pidió a los creyentes orar para decir ¡Basta!.

En la parte final de sus palabras de este domingo, el Pontífice dijo además que “estoy cerca del pueblo de Nepal que sufrió un terremoto, así como de los refugiados afganos que han encontrado refugio en Pakistán, pero que ahora ya no saben adónde ir, y rezo también por las víctimas de las tormentas y de las inundaciones, en Italia y en otros países”.

En relación con la grave situación en Medio Oriente, ante el incremento de los bombardeos de Israel contra la población palestina en la Franja de Gaza, el papa Francisco alertó el pasado miércoles sobre una posible escalada, a la vez que patentizó su confianza en la sabiduría humana para evitar que suceda.

En una entrevista concedida al espacio noticioso televisivo italiano TG1 el Pontífice señaló que dicha escalada, a nivel mundial, “sería el fin de muchas cosas y de muchas vidas” y añadió que “toda guerra es una derrota, nada se resuelve con la guerra, nada, todo se gana con la paz, con el diálogo”.

Sobre las vías para una solución del conflicto entre Israel y Palestina consideró que son “dos pueblos que tienen que convivir”, y reafirmó la validez de los acuerdos de Oslo de 1993 para una solución permanente, con la fórmula “dos Estados bien limitados y Jerusalén con un estatuto especial”.

 

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