CIUDAD MCY.- Según el informe de la Energy New, la Administración Biden tomó la decisión de sostener la política de sanciones económicas en contra de Venezuela, bajo la figura de otorgar o no licencias a las empresas petroleras que operan en nuestro país.

Tal decisión no es otra cosa que mantener una especie de “espada de Damocles” sobre nuestra producción de petróleo y gas, y con ello determinar a través de la OFAC, las transacciones del principal producto de exportación, y fuente principal de las divisas que requiere la economía venezolana, la élite imperial reitera su injerencia en nuestros asuntos internos, sigue actuando fuera de la ley, y mantiene su actitud hostil.

No cabe la menor duda que el fracaso estrepitoso que significó el plan de “cambio de régimen” desarrollado por el gobierno de Donald Trump con Juan Guaidó y su camarilla, implicó una modificación de la política de Estados Unidos con respecto al gobierno del Presidente Nicolás
Maduro, pero, sosteniendo la agresión y el bloqueo, no solo en lo que respecta a la producción de hidrocarburos, sino también, en cuanto a las transacciones financieras internacionales.

Ante esta posición de Biden, es importante identificar tres factores: los giros en el mercado petrolero se desarrollan en el corto plazo; la tan comentada transición energética tiene limitaciones objetivas que no se pueden soslayar; y lo más importante, el plan del imperio con la nueva versión de Guaidó, es decir, la marioneta y su títere, no tiene ni la más mínima posibilidad electoral, es una ópera bufa, y Washington lo sabe.

Las mayorías nacionales están unidas ante la política criminal del imperio, está claro que venceremos las sanciones, y eso se expresará en la espléndida victoria del Presidente Nicolás Maduro el 28 de julio.

Artículo de Roy Daza