CIUDAD MCY.- Aunque la amenaza contra la democracia que sacudió a Bolivia pareciera disipada, es preciso continuar hoy alertas acerca de la situación porque todavía está latente el riesgo de un intento de toma del poder por grupos irregulares.
Así lo aseguró en entrevista exclusiva para Prensa Latina el embajador en funciones del país andino en Colombia, Gabriel Campero, quien reiteró las palabras del presidente Luis Arce de que lo anteriormente visto podría constituir apenas un globo de ensayo por parte de determinados actores que insisten en derrocar al gobierno legítimamente electo. Pese a que las investigaciones aún están en marcha, la información hasta ahora recabada confirma la existencia de muchos implicados, y de que no se trató de un ejercicio improvisado, sino de una maniobra preparada de antemano e incluso minuciosamente articulado con otras fuerzas castrenses que no llegaron a sumarse a los hechos ocurridos en la capital el pasado 26 de junio.
En Cochabamba, al centro del país, se trasladaban francotiradores para realizar acciones en la Paz, situación que denunció el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, recordó Campero.
También presentaron los equipos de asalto que tenían planificados y se pudo interceptar las comunicaciones que hubo con el grupo de satinadores de Tarija (sur), que es el lugar donde se realiza la capacitación y el entrenamiento para un grupo especial para llevar adelante acciones represivas, remarcó.
Si bien algunos de los autores materiales del intento de golpe fueron ya apresados, el embajador retomó las declaraciones del presidente Arce de que, según lo confesado por algunos de los involucrados, pudo existir financiamiento desde el exterior y se sospecha del apoyo de determinadas misiones diplomáticas y organismos dentro del territorio boliviano.
En medio de una situación aún muy delicada en su país y de amenazas reales, Campero calificó entonces como un disparate el intento de determinados medios de imponer una matriz informativa que alude a un autogolpe.
Tal cosa, afirmó, es un despropósito para el tema de la unidad y atenta contra el bloque popular que desde el año 2019, cuando se dio el primer golpe de Estado al expresidente Evo Morales (2006-2019), siempre alzó su voz en denuncia de esta situación.
“Cualquier acción que pase a reducir estos actos irregulares planificados para la toma del poder de manera violenta, y que por suerte no se consolidó, es algo muy reprochable, solo debilita a la izquierda internacional, solo debilita al bloque progresista interno de Bolivia, al bloque popular. Eso solo nos deja expuestos ante otra intentona de golpe”, expresó.
Añadió que existen muchos antecedentes de que grupos reaccionarios albergan el deseo de retomar el poder en las naciones de Latinoamérica.
«Cuando se desconoce la movilización del pueblo o cuando se minimiza un intento de golpe, solo se le hace un favor flaco al imperialismo y a los sectores más conservadores», insistió.
Campero enfatizó que es preciso alertar a la comunidad internacional de que todavía existe un riesgo latente, y de que no hay que descalificar lo que ha pasado puesto que es una advertencia de que algo mucho más fuerte puede acontecer.
Ante eso, estimó, hay que permanecer atentos y tener al pueblo organizado para que pueda defender su democracia.
Un segundo aspecto para garantizar la estabilidad del país, según opinó, pasa por respetar las condiciones que permitan la culminación de la gestión del presidente Arce.
Esto implica, apuntó, viabilizar dentro de las instancias correspondientes todo el plan programático que se propuso desde el primer día el mandatario: la industrialización, la aprobación de leyes, y todo lo que se refiere a asegurar la estabilidad económica.
Lamentó que estas aspiraciones se vean recientemente truncadas por determinados intereses personales de ciertos sectores, “los cuales han prematuramente electoralizado el espacio político boliviano y perjudica de manera directa poder llevar adelante una gestión óptima”.
El diplomático aprovechó para exhortar a la comunidad internacional a que continúe realizando un seguimiento a lo que pasa en Bolivia.
“Este intento de golpe de estado es plenamente una señal de que el imperialismo no descansa. Nosotros somos un pueblo soberano, digno, que decidió retomar la democracia en 2020 después de un nefasto golpe de estado en 2019, cuando hubp muertos. Lo que ahora deseamos es garantizar el crecimiento de nuestra patria, pero en democracia”, sentenció.
PRENSA LATINA