CIUDAD MCY.-Sólo hay una oportunidad para causar una buena primera impresión. La primera impresión es lo que cuenta. Las primeras impresiones perduran.
Son muchos los dichos sobre el tema, pero sea así o no realmente, en el mundo del béisbol parece haber algo de lo que sí podemos estar seguros: Luis Arráez es un maestro en eso de hacerse querer de una vez.
¿Y cómo ha conseguido eso el venezolano? Bateando, claro.
Después de ser cambiado de los Marlins a los Padres el 4 de mayo, Arráez se bajó del avión en Phoenix y poco más de una hora después – de verdad, ese fue todo el tiempo que tuvo para llegar al estadio – estrenó su nuevo uniforme bateando de 6-4 contra los D-backs, convirtiéndose en el primer pelotero de los Padres en debutar con la organización dando cuatro hits. Fue una buena señal de lo que vendría.
En sus primeros 20 encuentros con los Padres, Arráez sonó 34 hits en 87 turnos para dejar un promedio de .391. Además sumó cuatro dobles, un jonrón, anotó nueve carreras y empujó ocho en ese trecho.
Que Arráez sea capaz de ligar cerca de .400 en un lapso de dos decenas de compromisos no debería ser noticia a estas alturas. Lo curioso – o no, tratándose de quien se trata – es que el toletero zurdo de 27 años también había llegado con el mismo ruido a sus dos equipos anteriores.
Siendo un novato de 22 años en el 2019, fue subido por los Mellizos al club grande a mediados de mayo y debutó el día 18 de ese mes contra los Marineros en Seattle. Entró en el quinto inning sustituyendo al campocorto dominicano Jorge Polanco y bateó un doble hacia la banda contraria en el 8vo.
Como haría cinco años después en San Diego, brilló en sus primeros 20 cotejos con Minnesota, yéndose de 56-23 y dejando una línea de .411 de promedio, .493 de OBP y .518 de SLG en ese lapso. También anotó 10 carreras, tomó 10 boletos y empujó cinco rayitas.
Ya consagrado como un excelso hiteador y justo después de ganar su primer título de bateo en el 2022, Arráez fue enviado a los Marlins por un paquete encabezado por su compatriota Pablo López.
Con las expectativas bien altas, ¿qué hizo en sus 20 duelos iniciales con Miami? Batear .444 (de 72-32). Terminó ganando otra corona de average, el primer jugador en la historia en llevarse un título de bateo en temporadas completas sucesivas y en ligas distintas. DJ LeMahieu lo hizo con los Rockies en el 2019 y con los Yankees en la campaña recortada por el COVID-19 en el 2020.
Si llegar a un club nuevo en tres oportunidades y hacerlo siempre bateando a ese nivel suena como algo no demasiado común… es porque lo és.
De acuerdo con el Elias Sports Bureau, Arráez es el único jugador en la Era Moderna (desde 1900) en batear .390 o más en sus primeros 20 juegos (mínimo de 50 visitas al plato) para tres franquicias distintas. En ese lapso, sobre 1,800 jugadores han pasado por las Mayores y disputado al menos 20 desafíos para tres equipos diferentes, siempre con un mínimo de al menos 50 apariciones legales con cada uno de ellos. Es decir, más de 1,800 peloteros tuvieron la oportunidad de hacer lo que ha hecho Arráez y todos se quedaron cortos.
Arráez demostró en Minnesota y Miami que lo suyo no fue solo asunto de un amor a primera vista que luego se apagó. Después de todo, es un bateador de .326 de por vida con una habilidad extraordinaria para ponerle la maceta del bate a la pelota. Si llega a los 600 compromisos (suma 591 antes de la jornada del miércoles) con su promedio de bateo en .326, será apenas el tercer beisbolista en este siglo que pone un average igual o mejor a ese en sus primeros 600 juegos en las Mayores. ¿Los otros? Dos futuros miembros del Salón de la Fama, el dominicano Albert Pujols (.332) e Ichiro Suzuki (.336).
Y si termina al frente de la tabla de promedio de bateo de la Liga Nacional en el 2024, Arráez será el primer jugador en la historia del juego en ser campeón bate con tres organizaciones diferentes, sin importar que sean en años seguidos o no.
¿Una buena primera impresión? Sí, Arráez ha demostrado ser capaz de hacer eso. Porque, por sobre todas las cosas, sabe batear.
FUENTE EL ARAGUEÑO