***Hugo Rafael Chávez Frías es un hombre imperecedero, de esos que tienen el poder para marcar vidas
CIUDAD MCY.- El Comandante Eterno, Hugo Chávez, fue un hombre que más allá de su vida política y de sus ideales revolucionarios era un ser de indudable sensibilidad humana y de genuina vocación popular. El hombre que a través del amor y entrega hacia su pueblo logró consagrarse como el líder humanista más grande de la historia contemporánea de Venezuela.
Sin embargo, más allá de su severidad y dedicación en la dirección política de la revolución continental, hubo un hombre absolutamente humano, sensible, de carne y hueso. El hombre de los chistes, de las ocurrencias, el de los relatos sencillos en primera persona. El que amaba la lectura tanto como a su llano. El que siempre se preocupó y se ocupó por su entorno, por las abuelas, por las mujeres, los niños, los campesinos, los indígenas, los estudiantes y los trabajadores.
El infinito amor hacia su pueblo llevó a Chávez a crear mecanismos sociales que reivindicaron a los sectores más vulnerables que siempre fueron invisibilizados por los gobiernos de derecha. Es así como dentro de su proyecto nacen las misiones En Amor Mayor, Hijos e Hijas de la Patria, Negra Hipólita, Misión Árbol, José Gregorio Hernández, Gran Misión Vivienda Venezuela, esta última que, desde su creación en abril de 2011 hasta su cambio de plano en 2013, otorgo más de 550 mil techos, transformados en hogares dignos para los más necesitados, por lo cual, las principales misiones se convirtieron en el corazón de la Revolución Bolivariana.
Chávez fue el hombre imperecedero, de esos que tienen el poder para marcar vidas. No podía vivir sin tener un contacto directo y frecuente con los sectores populares más humildes, donde residía su mayor fuerza. Se sabía querido por su pueblo, pero siempre quiso volcar ese amor en organización y desarrollo autónomo y eso, actualmente, se demuestra: un pueblo que resiste los embates de los imperios y sus agresiones como las medidas coercitivas y unilaterales, las mal llamadas sanciones.
Es por ello que el pueblo nunca dejará de agradecer a su Comandante ese amor infinito, ese amor hecho verbo, afirmando que “Amor con amor se paga”. Es así como los venezolanos le retribuyen al Líder Eterno del proceso revolucionario ese amor que les entregó para resarcir la deuda moral y social que se heredó de la cuarta República. Es por ello que Chávez, el ser humano, permanece en la mente y en el corazón de su pueblo.
MARCOS GAVIDIA