**La “llaneridad”, la persecución política imperante durante el puntofijismo, el compartir actividades de liderazgo militar y por ser parte de los constructores del MBR-200, hicieron que estos oficiales nacionalistas se unieran en amistad y lealtad en favor de una nación grande y digna**

CIUDAD MCY .- En el perfil de sus dos principales redes de conexión social, el general del Ejército Bolivariano, Mario de Jesús Arveláez Rengifo, se precisa con mucho orgullo ser chavista, pero su identificación con el Comandante Eterno Hugo Chávez, se proyecta más allá del seguir sus principios ideológicos, castrenses y ciudadanos. Al decir que fue su amigo personal esa relación cobra una dimensión distinta.

Conoció a Chávez desde el inicio de su carrera militar. Llegar al contacto como cadetes en la otrora Academia Militar de Venezuela los acercó a lo que luego sería una relación determinante de lealtad y amistad; sin embargo, el terruño y las costumbres regionales los identificaba aún más. “La ‘llaneridad’ fue lo que nos hizo estar más próximos”, expresó el “Miliciano, Socialista, Revolucionario, Abogado Penalista y Ciudadano Venezolano”, tal como termina de perfilarse Arveláez en sus redes digitales.

Antes de egresar como oficiales, los cadetes Chávez y Arveláez, oriundos de los estados Barinas y Guárico, descollaron en el canto y la declamación y en la práctica de la equitación, respectivamente. El entrevistado afirma que “Llevamos lo de ser llaneros a la Academia. Chávez se destacaba en el arte de cantar canciones llaneras y en declamar versos con ese ímpetu que le conocimos, mientras yo en el de montar a caballo en las competencias ecuestres”, recordó con orgullo.

Durante su juventud como estudiante liceísta, esos primeros contactos con el sentir revolucionario, el hacerse solidario con los activistas contrarios a la injusticia social e interpretar las reivindicaciones políticas, “me hizo tomar conciencia de las necesidades del pueblo”.

Para Arveláez, saber de las acciones de la izquierda venezolana en los inicios de los años setenta y sobre todo “ver como cada vez que había manifestaciones de estudiantes y hacían sus peticiones de cambios políticos, eran asesinados por la policía de esos años, me hizo llevar, al igual que Chávez, esa idea de admirar la lucha de la izquierda que luego me llevó a defender a la Revolución chavista”.

General del Ejército Bolivariano, Miliciano, Socialista, Revolucionario y Antiimperialista, Mario de Jesús Arveláez Rengifo FOTOS CORTESÍA

LEALTAD DESDE LOS CUARTELES

Arveláez junto a sus amigos, el presidente Chávez y el general Jorge García Carneiro

Al Batallón de Paracaidistas Coronel Antonio Nicolás Briceño, con sede en Maracay, le designaron al principio de los años noventa a un comandante de batallón que por razones personales decidió solicitar la baja del Ejército, por esas circunstancias el Comando Superior decidió nombrar al teniente coronel Hugo Rafael Chávez Frías como su primer comandante.

Al momento de la designación, su compañero del Ejército y declarado amigo de Chávez asumió la responsabilidad de dirigir la formación de parada para ese acto, y así lo hizo saber. Expresó Arveláez que “de acuerdo al protocolo militar se estila que esa formación de Parada en el acto de trasmisión de mando se le asigne a un oficial de planta de mediana graduación; sin embargo, en ese caso fui yo quien con mucho orgullo comandó la formación de mi amigo Chávez”, relató emocionado.

“Para ese momento yo ostentaba su misma jerarquía y seguía ocupando el cargo de segundo comandante del Batallón y el Comandante Chávez me indica: “Arveláez, usted es un teniente coronel, ocúpese del batallón, que usted sabe que yo ando en otra cosa”, para la cual subordinadamente él respondió: “Entendido mi comandante”, y fue como este batallón participó en las acciones del 4 de febrero de 1992.

Con la dinámica diaria de dirigir actividades de comando de esa importante unidad estratégica la amistad de estos dos hombres de la Fuerza Armada se transformó en compromiso patrio, que además de defender la soberanía territorial, la independencia y preservación de la paz del país se comprometieron a darle sentido, tal como lo ideó el Comandante Supremo, hacer del legado del Libertador Simón Bolívar, la base ideológica para los destinos de Venezuela.

REBELDE Y BOLIVARIANO

El Movimiento Bolivariano Revolucionario 200, organización dirigida por Chávez para combatir el modelo neoliberal imperante, se hace conocer y la oficialidad joven del Ejército decide estrechar contactos con sectores políticos revolucionarios de la vida civil, para buscar un deslinde del gobierno en ese tiempo.

El 4 de febrero del año 92 insurge el MBR-200 en la búsqueda de cambiar el orden político del país que estaba en crisis. Aunque la insurrección no tuvo éxito en lo militar, consiguió una victoria moral y política, Chávez al asumir la responsabilidad del hecho logró despertar una esperanza en el pueblo y decretar el principio del fin de un modelo político que hizo mucho daño al país.

Arveláez, a pesar de no participar directamente de la rebelión, sí estuvo involucrado en la construcción del Movimiento. Desde su emplazamiento como alumno del curso de Comando del Estado Mayor en la Escuela Superior del Ejército, estuvo al tanto de todas las acciones del alzamiento.

Su cooperación se hace más activa luego de la decisión del Comandante Chávez de participar políticamente y posteriormente ejercer el poder como presidente de Venezuela en 1998, continuando al lado de su compañero y amigo la promoción del crecimiento de nuevas estructuras políticas en unión cívico-militar en defensa de la nación y del pueblo.

MARACAY, 13 ABRIL DE 2002: “NOS DECLARAMOS EN REBELDÍA”

Frente a la 42 Brigada de Paracaidistas, Arveláez, en evidente postura rebelde y junto al pueblo aragüeño, exige el retorno de Chávez al poder

Están próximos a cumplirse los 20 años del golpe de Estado contra el Gobierno del Comandante Chávez y está en la memoria de muchos venezolanos, pero sobre todo en la de los aragüeños, la imagen que dio la vuelta al mundo de un soldado patriota, con boina roja aferrado a una estatua en honor al Paracaidista, dirigiendo arengas al pueblo “en contra del imperialismo y sus lacayos” y en favor del retorno del Presidente Hugo Chávez a Miraflores.

Se trataba del coronel Mario Arveláez, plaza del Comando Logístico del Ejército y quien ya se había puesto a la orden de la Jefatura de Personal y llegado de Caracas antes del 13 de abril. Al unirse a la 42 Brigada Paracaidista, estaba en desacuerdo con el gobierno de facto constituido en Miraflores y “porque consideraba por principios y valores que no era digno de portar ese uniforme (…) cuando el Ejército ha luchado siempre por la libertad y estos compañeros han vendido al país al poder económico”.

Además, señalaba a la prensa en aquel momento que no estaba sublevado, pero al momento sentenció con firmeza: “Nos declaramos en rebeldía”, dejando para la posteridad su actitud de rebelde y revolucionario.

“COMO UNA DESPEDIDA”

Relató Arveláez cómo fue el momento que vivió durante el acto de masas de final de campaña del año 2012en la ciudad de Maracay, cuando el candidato para la reelección presidencial, Hugo Chávez, se dirigía a sus partidarios.

Aun con la presencia discreta en esa actividad, el general recibió el saludo del Comandante Supremo, quien hizo mención de la presencia de Arveláez en la multitud, y se dirigió a él como “mi amigo” y más cercano le decía, “Arveláez, déjese ver de vez en cuando y esté pendiente de la tropa”.

Luego de ese día “no lo vi más en vida a lo cual interpreto su instrucción como una orden y como una despedida, no vi más al amigo”, expresó con sumo pesar.

Chávez en sus alocuciones públicas siempre demostraba el afecto especial que tenía por sus amistades, fueran del entorno político militar, global o personal, es por ello que Arveláez llevará para toda su vida el orgullo de haber sido “amigo de Chávez”.

MARCOS GAVIDIA