*** La gran fe que tienen los pobladores de Ocumare de la Costa se ve reflejada en las majestuosas fiestas que realizan en honor a este santo al que con tanto fervor honran cada año ***
CIUDAD MCY.- La identidad de los aragüeños se acentúa según la localidad en la que habitan. En Ocumare de la Costa los pobladores tienen una particularidad que los hace especiales y dignos de resaltar, pues su inmensa fe por San Juan Bautista es parte de su esencia y los mueve cada año a honrarlo y festejarlo al ritmo de las maracas y los tambores.
No existe un ocumareño nato que no celebre entre cantos de sirena, banderas coloridas, alegría, fe y al son de los cumacos el día de San Juan Bautista, un santo que desde hace muchas décadas ha concedido grandes milagros a sus fieles creyentes, fortaleciendo año a año la fe de todos los habitantes del pueblo.
TOQUE ÚNICO DE FESTIVIDAD
En Ocumare, ciertas particularidades aportan un toque único a la festividad, pues el inicio es a las 12:00 de la medianoche con la despedida de la Virgen y la Cruz de Mayo.
Vestir al San Juan y ofrecerle trajes es parte del agradecimiento de los devotos a la imagen del santo, pues ellos sienten que esta es una muestra de gratitud por los favores concedidos.
En búsqueda de respuestas sobre la importancia de su vestimenta, el equipo de Ciudad MCY entrevistó en exclusiva a la que por años ha sido la encargada de vestir la imagen de San Juan Bautista de Ocumare de la Costa, la señora Clemis García.
Ella heredó de su abuela esa mística y sublime labor que, para su generación, ha sido de suma importancia. Según Clemis, nadie puede estar presente cuando viste la imagen, ya que guarda un misterio que solo su sucesor puede conocer.
“Desde que tengo memoria mi abuela fue la encargada de vestir a San Juan, pero a mí me llamaba mucho la atención que siempre que lo hacía sacaba a todos los nietos de la habitación, ahora que yo lo visto conozco ese misterio y tampoco permito que haya personas presentes”, explicó la señora Clemis.
La celadora del Santo que “todo lo tiene y todo lo da” comentó que en la casa tiene un espacio con todos los vestidos que le han ofrecido a San Juan, número que, por cierto, nunca han podido contabilizar, ya que según Clemis el mismo Santo no lo permite. “Tratamos en una oportunidad de contar los vestidos, pero siempre sucedía algo que no nos permitía culminar y luego de una semana de intentarlo sin éxito desistimos y entendimos que ese es otro misterio de nuestro Santo, pero calculamos más de mil trajes”, expresó.
Para esta señora es un privilegio poder ser la responsable de vestir a San Juan, además de que también se encarga de cuidar la casa del Santo. En vista de la cercanía espiritual que tiene, le preguntamos sobre los milagros que San Juan le ha concedido a algún creyente.
“A Ocumare vienen personas de diferentes lugares de Venezuela, hay una pareja que es de Carabobo que anhelaba tener un hijo y un conocido les dijo que le pidieran a San Juan, pero el de Ocumare y así fue, ellos vinieron y le hicieron su petición”, aseveró.
Clemis recordó ver cómo al año siguiente la pareja llegó con su bebé en brazos, dándole las gracias a San Juan con lágrimas de gratitud y felicidad en los ojos. “Generalmente las peticiones a él son de gestación, al ser un santo que lo representa la imagen de un niño, estos son los milagros que más ha concedido”, aseveró.
Pero la festividad no solo se basa en la vestimenta de San Juan, sino también en las actividades representativas y únicas de Ocumare de la Costa.
El 22 de junio se celebra la primera misa en su honor y es cuando bailan a San Juan, ese día acontece la antesala al suceso más emblemático de la festividad y distintivo de otras localidades.
El Santo es llevado a El Playón y se le hace una misa a las 8:00 de la noche, después sale San Juan bailando, llega a la casa donde se le hace el velorio, pasa toda la noche y la mañana del 23 es llevado a recorrer algunas calles. De allí se lo llevan al mar, lo embarcan y va paseando por todos esos caseríos que se consiguen a la orilla de la costa.
A las 3:00 de la tarde sale un grupo de personas con sus tambores a buscarlo, pero esta creencia tiene su base en una premisa: “se han robado al santo” y mientras se “investiga” dónde se encuentra, los rumores cuentan que está en El Playón en un velorio.
Seguidamente, los creyentes salen organizados con los tambores a recuperarlo y se encuentran con la sorpresa de su ausencia. “¿Y San Juan, en dónde estará?”, rezan los cantos mientras recorren los caseríos. Cuenta la tradición que San Juan se fue a pasear en lancha. Esta es justo la distinción de la festividad en Ocumare, es allí donde todo da pie al “desembarque de San Juan”, ceremonia que sólo ocurre en esta zona costera de Aragua.
Esa misma noche San Juan se va para el pueblo, entra a El Playón, donde fue velado, recoge sus pertenencias y regresa al pueblo caminando para ser recibido por los creyentes. Consecutivamente, entra bailando por las calles, frente a la iglesia y llega a su casa donde es velado toda la noche para luego en la mañana celebrar la misa del día de su nacimiento.
Esta es la forma particular de los ocumareños de festejar a San Juan Bautista. Con tambores y alegría celebran los que se denominan como parranderos, porque solo participan en la fiesta por la música y el alcohol, y los Sanjuaneros, aquellos que tienen como motivo principal honrar y agradecer al santo.
ESPIRITUALIDAD DE LOS SANJUANEROS
Ghermi Hernández es una mujer ocumareña que no pudo expresarnos con palabras el gran amor que siente por San Juan Bautista. Ella asegura que todos los que se consideran “sanjuaneros” pasan todo el año pensando en la festividad, en cómo lo van a honrar, en la preparación del traje, en la guarapa y en que no pueden faltar las maracas y el cumaco.
“Amo a San Juan porque siempre le pedí poder tener un hijo y no lo tengo de sangre, pero la vida me regaló uno al que amo como si lo fuera, le pedí tanto a San Juan que mi milagro se lo hizo a él, convirtiéndolo en padre de morochos, y eso fue justo lo que yo siempre soñé y ahora mi milagro se lo concedió a él, soy y estoy el doble de feliz y agradecida”, nos confesó Ghermi.
SAN JUAN Y CORPUS CHRISTI
Luis Lovera está aún más arraigado a las culturas de Ocumare. Él fue bailador de los Diablos Danzantes del Corpus Christi, culto que se realiza al Santísimo Sacramento nueve jueves después del Jueves Santo, y aseguró que la hermandad de los Diablos Danzantes está unida a la hermandad de San Juan Bautista y para ser cargador de San Juan debe ser Diablo Danzante.
“Decían nuestros abuelos que cada un siglo se encontraba la festividad de San Juan el 24 de junio y la de Corpus Christi, en este siglo ninguna persona ha vivido esa experiencia; sin embargo, en una oportunidad se nos cruzó el 23 de junio que se realiza el desembarque de San Juan Bautista, con la celebración de Corpus Christi. No sabemos cuándo pueda suceder este acontecimiento, pero de que se encuentren”, dijo Lovera.
El joven danzante contó una anécdota de cuando tenía 20 años y se encontraba bailando en El Playón. Entonces vio a uno de sus compañeros danzantes hablar raro y tener actitudes diferentes. Él junto a dos primos comenzaron a azotar su “mandador” que es un instrumento que usan los diablos, cuando vieron una especie de palma que empezó a moverse de lado a lado tocando el piso y un remolino de viento envolvía al joven danzante. Esto, según ellos, fue una representación de la eterna batalla entre el bien y el mal.
Son muchas las manifestaciones y creencias que ofrece el pueblo de Ocumare de la Costa, y es justo esa religiosidad lo que los caracteriza. No existe un ocumareño que no crea en San Juan y en el Santísimo Sacramento; ellos con tan inigualable cultura consolidan y patentan su aragüeñidad.
JENNILET DÍAZ