CIUDAD MCY.– La primera de las prótesis dentales de las que se tiene constancia es un implante post mortem, llevado a cabo en el Neolítico hace unos 9.000 años, lo que revela que pudo ser realizada a una persona con cierta jerarquía en su círculo social. En el norte de África se encontró un cráneo de una mujer que contaba con un trozo de falange de un dedo introducido en el hueco de un diente ausente.
La cultura Etrusca fue la que más trabajó en cuanto a técnicas protésicas. Tal como revelaron diferentes descubrimientos arqueológicos, crearon prótesis dentales hechas a base de láminas de oro.
Si buscamos datos específicos sobre implantes endo-óseos incrustados en el hueso en vida, se encuentran en una mandíbula encontrada en una excavación arqueológica de la cultura maya, perteneciente a una mujer que vivió en Honduras en el año 600 d.C.
Si nos remontamos más cerca en el tiempo, en el siglo XVIII, la reina española María Luisa de Palma tenía falta de dientes, algo que en aquel momento era normal entre la plebe, pero no entre la aristocracia. Pero siempre lució dientes postizos hechos de porcelana y lo hizo con mucha soltura, siendo una de las grandes envidias de la nobleza, su dentadura.
Hoy en día no tenemos que preocuparnos por estas cosas, porque con los adelantos tecnológicos existentes, podemos tener una dentadura perfecta y una sonrisa cautivadora capaz de sorprender a cualquier persona.
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