CIUDAD MCY.- El 20 de mayo de 2018 el pueblo venezolano habló una vez más. Y lo hizo con contundencia. Ese día, sorteando toda suerte de adversidades, respaldó con su voto a Nicolás Maduro Moros para un segundo mandato. 6 millones 245 mil 862 venezolanos, pese al dolor de una crisis económica y política sin precedentes, votó, nuevamente, a favor del presidente obrero.

Desde su primera elección en el año 2013, luego de la partida física del Comandante Chávez, Maduro no ha hecho sino navegar en aguas turbulentas. Violencia callejera convocada por una oposición muy propensa al fracaso, bloqueo económico y financiero, caída en barrena de los ingresos petroleros, una pandemia mundial de pésimos pronósticos. En fin, un rosario de amenazas sin tregua para debilitar la voluntad del pueblo revolucionario.

Mientras los enemigos tratan de socavar las bases del apoyo popular al proyecto bolivariano, la talla de líder político de Nicolás Maduro aumenta exponencialmente. Aunque al principio de su primer mandato no pocos trataron de compararlo —siempre para desmerecer sus atributos—, con el presidente Chávez, Maduro ha demostrado que es un líder auténtico, revestido de un brillo que se ha ganado a fuerza de duras batallas.

El presidente de la paz

Luego del triunfo de Nicolás Maduro, ese 20 de mayo de 2018, se evidenciaron dos aspectos que políticamente son muy importantes. Por un lado, los resultados comprobaron que existe un corazón, a lo interno del chavismo, que es duro, monolítico e impenetrable. Por otro, y es el resultado que más valora la población —independientemente de su afiliación política—, es que las elecciones de ese año trajeron la anhelada paz a las calles del país.

El año 2017 estuvo marcado por una inusitada violencia callejera, de estilo paramilitar, que era fomentada desde grupos de la oposición de extrema derecha. Las principales ciudades eran el escenario dantesco donde morían seres humanos quemados y se atacaba todo lo que representara al chavismo.

Muchos ya hablaban del germen de una guerra civil y no pocos se atrevían a afirmar que empezaba el fin de la revolución. Pero la jugada maestra de Nicolás Maduro, convocando a una Asamblea Nacional Constituyente, desembocó en una exitosa jornada electoral que les devolvió la paz y la tranquilidad a los venezolanos y lo reeligió para un segundo mandato.

Si bien los embates de una crisis económica multiforme y multifactorial han sido recibidos por los más humildes y vulnerables de la sociedad, el chavismo se mantiene firme y asertivo, bajo la conducción de un presidente al que se le negó siempre una luna de miel.

Un camino hacia el crecimiento económico

Las llamadas “sanciones económicas”, que no son más que un sanguinario chantaje para torcer la voluntad popular, sin lugar a dudas han impactado en todos los sectores nacionales. La hiperinflación, el ataque al bolívar, el bloqueo al petróleo venezolano, la asfixia financiera, el robo de activos en el exterior, son mecanismos que forman parte de un paquete que han venido utilizando los enemigos, tanto internos como externos, para acabar con el proyecto nacional bolivariano.

Sin embargo, el 2022 y el 2023 se perfilan como años de un crecimiento económico interesante y muy prometedor. Pasos firmes y seguros en la conducción política y económica del país, adelantada con firmeza por Nicolás Maduro, pese a quien le pese, han redundado en una recuperación que hasta los más enfurecidos y jurados enemigos de la revolución reconocen.

Según los análisis de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), las exportaciones de Venezuela, básicamente petroleras, crecieron 33% en 2021. Esta cifra coloca a Venezuela en el listado de los principales exportadores de petróleo de la región.

Las cifras oficiales son halagadoras. La vicepresidenta Delcy Rodríguez informó, el 19 de abril de este año, que el Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria (Seniat) registró una recaudación, al cierre de marzo, de cinco mil 458 millones de bolívares (más de mil 200 millones de dólares), lo cual significó un aumento del 353 por ciento respecto a igual período del año anterior.

Igualmente, las importaciones acusaron un incremento del 84 por ciento, de 679 millones 225 mil dólares en los tres primeros meses de 2021, a mil 249 millones en 2022, destacó, la vicepresidenta. Agregó que en exportaciones Venezuela reportó en el primer trimestre del año un total de 147 millones de dólares, lo que se traduce en un crecimiento de 182 puntos porcentuales respecto al lapso anterior.

No es un milagro, es un liderazgo

“Venezuela se arregló” es una frase que desde la oposición se ha acuñado para empañar, con socarronería, los exitosos esfuerzos que ha llevado adelante el Ejecutivo nacional. Hablan de una “milagrosa” recuperación, como si la conducción estratégica, de “nervios de acero” como el mismo presidente Maduro a menudo dice, no fuese una primorosamente diseñada política de Estado que ha dado frutos y los seguirá prodigando.

Aunque ha costado dolor y resistencia heroica, Venezuela está encaminada en la senda de la paz y la recuperación económica. Pero no ha sido un sendero al que se llegó por obra de la casualidad. El liderazgo del presidente Maduro, labrado y fortalecido durante años de duras pruebas, junto a la valentía del pueblo chavista han de conceder la victoria a un país que se niega a abandonar su dignidad.

Información VTV