***La actitud ante las adversidades es parte fundamental de un proceso victorioso

CIUDAD MCY.- Al llegar a casa y quitarse la ropa un fuerte dolor en su seno derecho fue el inicio que marcó un antes y un después en la vida de Amarylis Pacheco, quien fue diagnostica un 31 de enero del 2013 con cáncer de mama.

Con 37 años, Amarylis comenzaría un proceso con altas y baja que sin saberlo dejaría una huella en su corazón y en las personas que la rodeaban, hecho que no eligió, pero que lo enfrentó con la mejor de las actitudes.

Un nódulo que ella catalogó como «solido» hacía vida en su seno derecho y que los médicos a los que visitó lo señalaron como «adenocarcinoma ductal infiltrante», caracterizado por el revestimiento de los conductos galactóforos (tubos delgados que llevan la leche desde los lobulillos de la mama hasta el pezón).

Con dos niños, de 10 y 5 años, respectivamente, Amarylis sintió que con el diagnóstico era probablemente la última vez que los vería y compartiría con ellos, «al médico decirme que tenía cáncer de mama sentí que me iba a morir y en lo único que pensé fue en mis hijos y en dejarlos tan pequeños».

Sometiéndose a una gran cantidad de tratamientos, Amarylis pasó por 16 secciones de quimioterapias, 25 radioterapias y una vacuna suministrada mensualmente por un año, que poco a poco la ayudaron a mejorar su condición y recobrar esas esperanzas de seguir luchando por ella y por sus hijos.

De igual manera, reconoce que este proceso la ayudó a sembrar ese amor propio que parecía invisible en su vida y el compartir con otras mujeres experiencias y anécdotas similares la hacían sentir acompañada y querida por un grupo de personas que no conocía, pero que formaron parte de su recuperación.

«Todo este proceso me enseñó a quererme, a tocarme, a chequearme a aconsejar a mis amigas y a mis familias, desde ese momento mi lema es: Tócate para que no te toque como a mí», comentó.

De igual manera, rescató de todo lo vivido que son procesos, donde si no se tiene un buen apoyo familiar y emocional personal el proceso puede ser más fuerte, «este es un proceso que no requiere tener baja autoestima, ya que ataca de diferentes maneras, es invasivo, agresivo, pasivo y si tú le das alas para que siga siendo agresivo lo va a hacer, pero si tienes una actitud positiva usted sale victoriosa, así como salí yo».

Hoy en día Amarylis vive una vida sin miedos, agradecida con Dios por otra oportunidad y sobre todo rodeada de sus dos hijos adolescentes que la aman y admiran por su lucha.

GABRIELA MARACARA