***“Y hallaron removida la piedra del sepulcro y entrando no hallaron el cuerpo, aconteció que estando perplejas se pararon junto a ella dos varones con vestiduras resplandecientes, y como tuvieron temor les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado” Lucas 24:2: ***

CIUDAD MCY.-Anualmente es celebrada en el mundo la Semana Santa, fiesta cristiana que recuerda los últimos momentos de Jesús en la tierra: la pasión, la muerte y la resurrección, siendo un conjunto de actividades de carácter religioso que se hacen en la última semana de la cuaresma.

Durante el Sábado Santo o día de duelo se conmemora a Jesús en el sepulcro y su descenso al abismo, para posteriormente celebrar el Domingo de Pascua, el día del milagro de la resurrección.

Pero, ¿cómo describir algo tan indescriptible como un milagro? ¿Sigue Jesús reavivando la fe a través de milagros? ¿Cómo sucede? ¿Por qué? ¿Es el hijo de Dios quien aún después de 2 mil años renueva la esperanza en cualquier parte del mundo, sin mirar raza, cultura o religión a través de un acto de fe hecho milagro?

En Venezuela, específicamente en el estado Aragua, existe una población llamada Villa de Cura, ubicada en el municipio Zamora, donde propios y turistas realizan la segunda procesión más importante del país después de La Divina Pastora. El Santo Sepulcro es una manifestación religiosa realizada desde hace más de 140 años, reuniendo a miles de devotos y feligreses que claman o agradecen a Jesús su intercesión durante la Semana Mayor.

El equipo periodístico de Ciudad MCY se desplegó a esa población para conocer de cerca sobre la actividad realizada en torno al Santo Sepulcro de Villa de Cura los Viernes Santos. Durante el recorrido, se conoció la capilla donde la imagen habita, encontrándose allí su fiel devota, Coromoto Ramírez, quien es la celadora del Santo desde hace más de 45 años.

Ramírez, en compañía de Jhoval y Jhorlys Morejón, representantes de la Asociación Religiosa, compartieron detalle a detalle lo que significa para ellos ser parte de un entorno al que llaman sobrenatural, donde todo puede suceder menos perder la fe o la esperanza.

Coromoto relató que asiste al lugar desde que tenía 10 años. Gracias a su abuelo conoció el sitio que marcaría su vida con la palabra convicción, aquello que no se ve, pero que aun así se sabe que ocurrirá.

“La fe es algo que se lleva en el corazón, en el alma, en los sentimientos y en la humildad (…) vengan y vean esa fe; vean los milagros (…) abran su corazón a seguir adelante sin perder la esperanza”, fueron las palabras de una mujer que afirma que por sus ojos han pasado un sinfín de milagros, propios y ajenos. Como prueba de ello lo evidencia en los más de mil alfileres de gancho que tiene el almohadón del Santo, pues cada uno tiene colgado más de tres relicarios de milagros, entre los que destacan la sanación de personas con cáncer.

Como testimonio, contó que hubo una vecina que no podía caminar y la señora como ofrenda le obsequió una manta al Santo. Coromoto colocó esa misma manta sobre las piernas de la señora y desde entonces la misma pudo caminar.

Fue así como los hermanos Morejón también se sumaron a relatar sus experiencias milagrosas. Jhosvel narró que su padre tenía un diagnóstico de cáncer en fase de metástasis donde le dieron solo seis meses de vida, y tras su petición al Santo su padre vivió 10 años más luego de ese fatal veredicto. Manifestó que convivir con su padre durante ese tiempo y que él tuviera el privilegio de conocer a sus nietos fue un milagro que solo el Santo pudo haber hecho realidad a través de la fe.

Así lo afirmó su hermana Jhorlys, quien alegó que su milagro fue la concepción de una niña a los 38 años de edad. Después de pasar por múltiples tratamientos, todos con resultados fallidos, acudió a la última esperanza en esa capilla con la petición de quedar embarazada y fue así como sucedió y su padre estuvo allí para disfrutar de ese maravilloso momento.

Estas personas son testimonio vivo de que la esperanza no se debe perder, siempre hay algo más allá que nos dará la salvación ante cualquier situación por la que estemos pasando.

Motivados por ese avivamiento son ellos, junto al señor Luis Rosendo Hernández, presidente de la Asociación Civil de Cargadores, conformada por más de 600 personas, quienes hacen posible una manifestación religiosa tan grande como lo es la procesión del Santo Sepulcro.

La preparación a la actividad comienza con varios meses de antelación, donde en articulación con instituciones públicas y privadas organizan diversas actividades para recaudar fondos logísticos que garanticen el buen desarrollo de la peregrinación.

Llegada la Semana Mayor, inicia el proceso de la bajada de la imagen. Allí Coromoto, junto a otras cuatro personas, el Domingo de Ramos sacan al Santo de su urna para un proceso de limpieza, vestidura y colocación de relicarios. “El Santo tiene su secreto”, afirma la celadora, quien explica que el arduo trabajo debe garantizar la estabilidad de la imagen durante la procesión.

Es el Viernes Santo el día más esperado por los villacuranos y visitantes, pues es el día de la manifestación de milagros a través de la peregrinación. Este es un despliegue que recorre tres cuadras de la avenida Bolívar, partiendo a las 9:00 de la mañana desde la Casa del Santo Sepulcro hasta llegar a la iglesia a las 2:00 de la tarde, para retornar la imagen a las 7:00 de la noche con una llegada a las 2:00 de la mañana, ya que el Santo permanece acompañado de una congregación de devotos llenos de esperanza que pernoctan allí a la espera de su milagro.

Por otra parte, para los villacuranos hablar del Santo Sepulcro es hablar de su identidad, de esa idiosincrasia que los caracteriza, personas cargadas de fe, devotas y fieles a su religión, a ese credo de que todo es posible, capaces de transformar cualquier situación negativa en positiva, ya que dentro de ellos habita la esperanza de que hay alguien acompañándolos en cualquier adversidad y que les dice “mañana todo será mejor”.

JENIFER LEAL