La enfermería sigue siendo hoy una parte esencial del sistema de salud de Cuba, donde su personal demuestra dentro y fuera de las fronteras nacionales, entrega, profesionalidad y humanismo.

CIUDAD MCY.- El Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias “Henry Reeve” creció en méritos propios y reconocimiento mundial en la lucha contra la pandemia de Covid-19, y nadie puede obviar el esfuerzo titánico de los enfermeros.

Luego de dos años de batallar con el denominado enemigo silencioso son muchos los héroes que tienen hazañas para contar, y Prensa Latina conversó con uno de los protagonistas entregado a los esfuerzos realizados para controlar la enfermedad, que costó hasta ahora la vida a más de ocho mil 500 personas en la Mayor de las Antillas.

Miroslaya Duanys, nacida en Santiago de Cuba, radicada en La Habana e intensivista del Hospital Clínico Quirúrgico 10 de octubre, recordó que acudió a un llamado del ministerio de Salud Pública para integrar el contingente con la misión de trabajar en la occidental provincia de Matanzas, un territorio que vivió un pico pandémico.

Desde el inicio de la pandemia, mi centro asistencial se convirtió en un «hospital Covid”, trabajamos sin descanso, muchas personas llegaban allí para curarse de esta dolencia.

Lo que más me marcó fue la muerte, porque estudié mi carrera, me hice profesional para salvar vidas, me impresionó cómo ciudadanos que llegaron por sus pies, en un breve lapso su estado de salud sufría un deterioro tal que la muerte apagaba sus días.

Nunca olvidaré cómo compañeros de trabajo nos privaron de su presencia, uno de ellos Leonardo burló al coronavirus SARS-CoV-2 en Turín, Italia, donde el contingente Henry Reeve también hizo gala de humanismo y altruismo.

Su muerte me mató, sentenció la intensivista con una expresión en su rostro que aun desborda dolor por la pérdida de un colega.

Eran muchos sentimientos encontrados, transitábamos de la tristeza a la alegría, y viceversa, cuando un paciente se salvaba era el regocijo de todos, la satisfacción colectiva alcanzaba una dimensión descomunal.

Ver a alguien que salía de un estado crítico, que ya no estaba intubado, respiraba por sí mismo, sonreía y te agradecía, qué alegrón para todos, ese repetido episodio nos dada las fuerzas para seguir trabajando por la vida, subrayó Duanys, quien soñó desde su infancia con ser enfermera.

“La Covid-19 nos hizo trabajar duro, nos hizo mejores profesionales, nos hizo mejores seres humanos, nos hizo mejores a todos”, sentenció Duanys, quien confesó que el miedo nunca los abandonó, pues les atemorizaba contagiarse o infectar a los seres queridos en casa, pero al mismo tiempo teníamos el amor por lo que hacíamos para el pueblo.

Información Prensa Latina