CIUDAD MCY.- El presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, recibió la gran marcha con motivo de los 165 años de la Batalla de Santa Inés en el Palacio de Miraflores, donde manifestó: “Hoy, en un país libre, soberano, independiente, rebelde, revolucionario y en paz como es Venezuela, tenemos el honor de conmemorar los 165 años de la gran victoria de la Batalla de Santa Inés que culminó la victoria contra la oligarquía. ¡Que viva la fuerza del pueblo campesino, que viva la fuerza de Ezequiel Zamora, que viva la victoria de Santa Inés!”.

El jefe de Estado además recordó los 200 años de la Batalla de Ayacucho que sello la derrota del colonialismo e hizo un recorrido por la historia luego de esa gran victoria, y como la oligarquía de la época traicionó los ideales de Bolívar y Sucre, «luego se impuso la traición de los imperios y las oligarquías, de Santander, en Bogotá; de Juan José Flores, en Quito; de Páez, en Venezuela; de la oligarquía limeña, que le clavó una puñalada a los libertadores. Se conoció como la gran traición a Bolívar”.

Por lo que aseguró que nunca más la oligarquía volverá a tener el poder para traicionar al pueblo venezolano, «Este Palacio Presidencial de Miraflores le pertenece al pueblo de Ezequiel Zamora. Esta casa fue traicionada, primero de los terratenientes y luego de la oligarquía de los vende patria, de los apellidos, hasta que hace 25 años el pueblo llevó a Hugo Chávez a presidente y se los juro que esta casa presidencial jamás caerá en manos de un títere de la oligarquía y el imperialismo. Esta es la casa del pueblo por ahora y para siempre”, expresó

La Batalla de Santa Inés se llevó a cabo el 10 de diciembre de 1859, con el protagonismo de los federalistas al mando del general Ezequiel Zamora, quien se trasladó con el general Juan Crisóstomo Falcón hacia Barinas, junto con el ejército gubernamental de occidente.

Los federales se establecieron en el pueblo de Santa Inés, situado a unos 36 kilómetros al suroeste de la ciudad de Barinas, en la margen derecha del río Santo Domingo, donde Zamora formuló un plan que consistía en un repliegue, ejecutado por las avanzadas para atraer al atacante a un área donde sería destruido mediante un contraataque.

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