CIUDAD MCY.- El presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, invitó al pueblo venezolano a leer el libro Fascismo Mainstream: Periodismo, conspiraciones, algoritmos y bots al servicio de la extrema derecha de Carles Senso. A través de su canal de Telegram señaló “comparto este excelente trabajo de análisis de la actualidad en el mundo. Desde Venezuela seguiremos derrotando la manipulación, el odio y la mentira, con la verdad y el amor de un Pueblo“.
El libro de Carles Senso realiza una síntesis oportuna de los diversos factores que han favorecido el auge de la ultraderecha a nivel internacional. Su formación de periodista e historiador, le permiten abordar este fenómeno de una manera íntegra.
El sociólogo español, Arsenio Cuenca, en análisis de esta obra, señala que Senso abarca en su libro numerosos contextos geográficos, desde Europa hasta Estados Unidos, y hace un paso por Brasil. El autor parte de una premisa acertada. Así, Senso va a prestar atención a los diferentes tipos de organizaciones que conforman la ultraderecha internacional.
Para Cuenca, la extrema derecha de nuestros días utiliza recursos similares a los de algunos fascismos del período de entreguerras. Su forma de entender a día de hoy la cultura como elemento diferenciador de etnias y naciones, un constructo homogéneo e insuperable, se asemeja a la forma en la que se concebía la raza durante el nazismo.
“El discurso identitario diferencialista consigue seducir de forma mucho más efectiva que el racista, a día de hoy mayormente denostado. Esta necesidad de los movimientos postfascistas de modernizar sus marcos sociocognitivos ha dado sus frutos. Al renovar su registro, no solo han reafirmado las convicciones de los reaccionarios de derecha: también han atraído a sectores de la izquierda que simpatizan con el discurso identitario”, afirma cuenca en su análisis.
Senso trata el problema del acceso a la información de forma integral. Las redes sociales vehiculan discursos de odio y noticias falsas, amplificadas por algoritmos y redes de bots. Al mismo tiempo, el periodismo lo tiene cada vez más difícil para contrarrestar la influencia de las mentiras que se vierten en Internet.
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