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***Esta efeméride recuerda que es trabajo de todos el construir un mundo donde se pueda alcanzar el máximo potencial de las personas, sin importar sus limitaciones
CIUDAD MCY.-El 3 de diciembre de cada año, el mundo se une para celebrar el Día Internacional de las Personas con Discapacidad.
Esta fecha, lejos de ser un simple recordatorio en el calendario, representa un llamado a la acción, una invitación a reflexionar sobre la inclusión, la equidad y la plena participación de las personas con discapacidad en todos los aspectos de la vida.
Su origen se remonta a 1992, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó este día para promover una mayor comprensión de los desafíos que enfrentan las personas con discapacidad y para movilizar el apoyo a su dignidad, derechos e bienestar.
Pero más allá de la fecha y su historia oficial, es un día para honrar la fuerza, la resiliencia y la invaluable contribución de millones de personas en todo el mundo.
Es un día para desmantelar las barreras invisibles, los prejuicios arraigados y las limitaciones impuestas por una sociedad que, a menudo, ha fallado en reconocer su potencial.
Porque la discapacidad no define a una persona; simplemente es una parte de su historia, una experiencia que enriquece su perspectiva y la moldea de maneras únicas e impredecibles.
Detrás de cada silla de ruedas, cada bastón, cada prótesis, hay una historia de superación, de lucha por la igualdad y de un anhelo profundo por ser vistos, escuchados y valorados por quienes son, sin importar sus limitaciones físicas o intelectuales.
Estas personas no son un grupo aparte, un colectivo que necesita ser «ayudado» o «compasivo». Son seres humanos, con sueños, aspiraciones, talentos y capacidades que, a menudo, son ocultados bajo el peso de la discriminación y la falta de oportunidades. Son madres, padres, hermanos, hermanas, amigos, colegas, artistas, científicos, líderes… Son la riqueza de la diversidad humana, una diversidad que se enriquece con sus experiencias y perspectivas únicas.
El desarrollo de una sociedad justa e inclusiva depende, en gran medida, de la plena participación de todas sus personas, sin importar sus diferencias.
La inclusión de las personas con discapacidad no es solo una cuestión de derechos humanos; es una necesidad estratégica para el progreso social y económico.
Su talento, su creatividad y su perspectiva única son activos invaluables que pueden impulsar la innovación, la productividad y el crecimiento.
En este día, hay que honrar a estas personas no con palabras vacías de compasión superficial, sino con acciones concretas: promoviendo la accesibilidad en todos los ámbitos de la vida, luchando contra la discriminación, creando oportunidades de empleo inclusivas, fomentando la educación inclusiva y, sobre todo, reconociendo su valor intrínseco como seres humanos dignos de respeto y admiración.
El Día Internacional de las Personas con Discapacidad es un recordatorio conmovedor de que la verdadera riqueza de una sociedad reside en su capacidad para abrazar la diversidad, para celebrar las diferencias y para construir un mundo donde todos puedan alcanzar su máximo potencial, sin importar sus limitaciones.
Es un día para mirar más allá de las discapacidades y ver a las personas, en toda su complejidad y belleza. Es un día para celebrar la inclusión, la equidad y la humanidad compartida.
MARÍA JOSÉ PARRA