CIUDAD MCY.- Damián Salvador Silvera Barón, hombre de familia e intachable trayectoria dentro y fuera del mundo de la música, nació un 5 de noviembre de 1955 en Zuata, estado Anzoátegui.

Es el séptimo de 11 hermanos, oriental de nacimiento, pero victoriano de corazón, arpista con amplia carrera en la vida artística, acompañando en su andar a reconocidos exponentes de la canta criolla como: Reinaldo Armas, Luis Lozada “El Cubiro”, Héctor Cabrera, Julio Miranda, Reina Lucero y Rumi Olivo, entre otras luminarias del sentir musical venezolano.

Salvador Barón, como lo conoce “Raimundo y todo el mundo”, llegó a la ciudad de La Victoria a mediados de la década de los 70 lleno de sueños e ilusiones, sin imaginar que en tierras de la juventud asentaría raíces al conocer a, quien además del arpa, ha sido su fiel compañera de vida, Luisa Mercedes García, su esposa con quien tiene 47 años de casado, cuatro hijos, además de 10 nietos, producto de la unión matrimonial.

El maestro Salvador inició su andar en la música venezolana en la ciudad de Caracas junto a su hermano, quien tenía una agrupación de música venezolana.

“Recuerdo que comencé tocando cuatro, posteriormente las maracas y el arpa, este último instrumento sin duda me enamoró y es el que siempre me acompaña en cada presentación, aunque me considero un músico íntegro en todo su esplendor», resaltó.

Un hombre de amplios conocimientos que hoy por hoy comparte con el semillero de la Patria esos saberes artísticos de la música venezolana.

-¿Cuándo iniciaste a impartir tus conocimientos?

-Empecé a impartir mis conocimientos musicales a finales de los años 80 y hoy continúo llevando enseñanza a los niños, porque eso me llena como ser humano, ver a esos muchachos inspirarse y dedicarle amor y pasión a la canta criolla es un placer que no me cabe en el pecho, le he dedicado tiempo y toda una vida a la música que es lo que más amo en la vida, por supuesto además de mis hijos, nietos, esposa, familia plena, unidos siempre con la bendición de Dios.

-¿Qué siente Salvador cuando ve y escucha a uno de sus discípulos en un festival?

-Sin duda orgullo, al transmitir los conocimientos que he cultivado en más de 40 años que tengo dentro del mundo artístico de la música venezolana. Incluso, muchas personas a quienes en alguna oportunidad les di clase, hoy son profesionales, médicos, docentes, militares, pero siguen haciendo música y cuando nos encontramos en la calle y conversamos me llena de plena alegría al saber que puse mi granito de arena en aquella muchachada que hoy son hombres y mujeres de bien.

-¿Qué es lo principal que debe tener un niño o un adulto que desee incursionar en la música, en este caso la venezolana?

-Constancia y amor a lo que hacen, en todo oficio debe haber pasión y entrega, que un albañil ame el pegar un bloque, o un piloto de avión se sienta a gusto cuando está al frente de una aeronave. Así debe ser, amar lo que se hace con pasión y dedicación, y es importante siempre ser positivo hasta en los peores momentos, positivo y nada más.

-¿A qué Salvador Barón alguna vez le ha tenido miedo?

-Yo diría que a nada; sin embargo, a lo único que le pudiera temer es a no seguir siendo yo, a la soledad, pero mientras tenga el apoyo de la gente, de mi familia y, sobre todo, de Dios, no creo que llegue la soledad a mi vida, ni a dejar de ser quien soy.

-La primera vez en un escenario, cuéntanos ¿Cómo fue, sentiste miedo?

-Es difícil decir, recuerdo que en una oportunidad me tocó acompañar a Don Héctor Cabrera, y el simple hecho de saber que compartiría escenario con el maestro Cabrera los nervios me abordaron y aunque siempre he manejado muy bien cada momento, en aquella ocasión se me notaba tanto que Pedro Alberto Martínez Conde, humorista, poeta y escritor, conocido como “Perucho Conde”, se me acercó con toda su experiencia y me aconsejó que disfrutara el momento como un artista más, así lo hice y todo excelente, pero aunque pasen los años y a pesar del recorrido los nervios siempre estarán ahí.

-Si el día de mañana te toca partir del plano terrenal, pero al día siguiente se te diera la oportunidad de regresar ¿Qué consideras que aún te falta por hacer?

-Me gustaría ser nuevamente yo, amo tanto la música venezolana, que si muero y vuelvo a nacer de seguro mis primeros pasos serían al lado de un arpa, un cuatro y un par de maracas.

-¿Cómo se define Salvador Barón como hijo, hermano y padre?

-En los tres ámbitos, como un hombre de respeto, eso me lo enseñó mi madre y padre al igual que a mis hermanos, y he hecho lo propio con mis hijos, amigos y compañeros, siempre con respeto y humildad hacia el prójimo.

-¿Algo que nunca harías?

-En el plano personal, descalificar e irrespetar a los demás, todos somos iguales ante Dios y merecemos el mismo valor y respeto. Ahora bien, en el plano profesional, lo que nunca he hecho ni haría sería pedirle prestado su instrumento musical a alguien que esté haciendo su trabajo, interrumpirle jamás, por respeto a la persona, al público y a mí como artista.

-Un pajarito me dijo por ahí, que no sabes bailar. ¿Es acaso eso cierto o, por el contrario, eres un excelente bailador?

-Te dijeron lo cierto, no se bailar, aplaudo y elogio a todo aquel que hace música con los pies, yo lo hago con las manos, pero tengo dos pies izquierdos.

-Tres palabras que definan la vida de Salvador Barón

-Responsabilidad, pasión por la música y honestidad.

-¿Qué consejo le daría a esa camada que recién se abre camino en la música, incluso a la juventud en general?

-Que crezcan sin apuros, en lo personal y profesional, todo en la vida tiene su momento. De nada vale correr si no se le saca un buen provecho a lo que vamos haciendo, analizar cada paso, y no desmayar por sus sueños teniendo siempre la constancia, el respeto y responsabilidad como compañera junto a Dios todopoderoso.

PRENSA ALCALDÍA DE RIBAS