CIUDAD MCY.- Alrededor de la práctica de comer acostado circulan todo tipo de creencias que, por lo general, apuntan hacia efectos negativos para el organismo. Convencionalmente, el ser humano ingiere alimentos cuando está sentado o de pie, razón por la que hacerlo en posición completamente horizontal ha adquirido una fama tabú.

Pero, ¿realmente comer acostado deriva en riesgos para la salud?, expertos resumen que ingerir alimentos en esta posición podría alterar la deglución, digestión e incluso desencadenar o agravar trastornos de conducta alimentaria.

“Por lo general, cuando comemos acostados, estamos haciendo otras cosas, como viendo televisión o leyendo, por lo que perdemos la noción de cuánto comemos y la velocidad en que lo hacemos. Para aquellos pacientes con reflujo, es importante que consideren que el comer acostados puede incrementar considerablemente su sintomatología”, explica la nutricionista María José Escaffi.

Dentro de los síntomas del reflujo destacan la sensación de ardor en el pecho, también denominada acidez estomacal (suele sentirse después de comer y puede empeorar en la noche o al estar acostado), retroceso de ácido (regurgitación) de alimentos o de líquidos agrios, dolor de pecho o en la parte alta del abdomen, dificultad para tragar (disfagia) y sensación de nudo en la garganta.

Si bien el reflujo gastroesofágico se desarrolla por otras causas, comer acostado puede agravar la condición. En efecto, configura de las principales razones por las que no se debería hacer.

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