Ciudad MCY-. El viceministro de Vigilancia Epidemiológica de Bolivia, Max Enríquez, llamó a la población a vacunarse contra la fiebre amarilla, cuyas dosis están disponibles en forma gratuita en tres mil 600 establecimientos sanitarios.

“La vacuna está disponible en todos, es gratuita, y se aplica entre 12 y 23 meses de edad, a los niños que están en este grupo etario (…)”, afirmó el epidemiólogo.

Insistió en que la inmunización debe llevarse a cabo no solo en las regiones endémicas, sino en todo el país, porque los jóvenes, por diferentes actividades, ingresan a esos territorios y son proclives a ser infectados y desarrollar la enfermedad, aseguró entrevistado por el canal estatal Bolivia TV.

Enríquez explicó que las personas que se trasladen a las zonas tropicales deben protegerse con la vacuna diez días previos al viaje, en única dosis.

Si durante el periplo o al regreso presentan síntomas, se debe realizar una consulta médica inmediata, sugirió, al explicar que esos indicios asoman entre tres y seis días tras la picadura del agente transmisor.

“Frente a la primera sintomatología de fiebre, puede tratarse de dengue, zika, chikungunya, oropouche, debe acudir rápido al centro de salud para hacer las pruebas de sangre y determinar el tratamiento oportuno”, enfatizó el sanitarista.

El Servicio Departamental de Salud de La Paz (Sedes) reportó el fallecimiento de dos personas por fiebre amarilla en el norte paceño durante las primeras semanas de mayo.

Subrayó el jefe de la Unidad de Epídemiología del Sedes, Javier Mamani, que “el primero tenía 21 años y el segundo 14 (…)”, y lamentablemente fallecieron con la fiebre amarilla, “que es una enfermedad letal”.

Esas víctimas no recibieron el inmunizador contra ese flagelo vírico agudo, transmitido por la hembra infectada del mosquito aedes aegypti.

Según las fuentes, personal de la Unidad de Epidemiología se desplazó a las regiones donde se reportaron los casos, para hacer el bloqueo de foco y el control epidemiológico correspondiente.

Mamani exhortó a la población del norte de La Paz a realizar la limpieza de sus hogares e inmediaciones, botar los inservibles y eliminar posibles receptáculos de agua, que constituyen caldo de cultivo para la reproducción del agente transmisor de la enfermedad.

Un cubano, el epidemiólogo Carlos Juan Finlay, confirmó a finales del siglo XIX mientras trataba de mitigar los efectos de la fiebre amarilla en La Habana, el papel del mosquito aedes aegypti como vector transmisor de esa enfermedad.

Esa misma teoría se aplica al combate contra esa enfermedad, el dengue, el chickungunya y el zika.

Prensa Latina