*** La historia cuenta como dos jóvenes, aparentemente diferentes, compartieron el mismo deseo de crecer, jugar y ser totalmente felices ***
CIUDAD MCY.- Cada día los aragüeños demuestran que la capacidad de adaptarse a los cambios y superar las adversidades es el equivalente a su identidad, siendo un modelo digno y representativo de la resiliencia que los caracteriza, y así lo ratifica la historia de la familia Capote, proveniente de Morocopo, localidad ubicada en el municipio José Rafael Revenga, noreste del estado Aragua.
Marcado por un diagnóstico médico que le imposibilitó la movilidad de su pierna derecha y lo condenaría a utilizar muletas toda su vida, Yoander Capote, un joven de 12 años y los miembros de su familia, demuestran que la esperanza y fe en la misericordia de Dios puede transformar lo imposible en una realidad palpable.
“Cuando Yoander nació trajo felicidad a nuestras vidas. Recuerdo que cuando mi esposa salió embarazada fue una alegría para nosotros y, desde ese momento, contamos los meses hasta su nacimiento. Con los años fue creciendo y fue un niño feliz, muy activo”, expresó Luis Capote, padre del joven.
Sin embargo, la vida de Joander cambió con el paso de los años, ya que tras una molestia constante en la pierna derecha estaría condenado a utilizar muletas por el resto de su vida. “Yo veía que cada día le costaba caminar y decidí llevarlo a los especialistas, ahí me dijeron que tenía una enfermedad en la pierna y que teníamos que hacerle una operación porque, de lo contrario, él no podría ser independiente, no podría jugar ni correr más, que iba a depender de nosotros todo el tiempo”, explicó.
Los familiares comentan que en ese momento el panorama era incierto para el adolescente. “Nos sentíamos muy mal, estábamos abatidos, sabíamos que la condición era complicada y no teníamos la forma de ayudarlo, teníamos la esperanza pero sabíamos lo difícil que era”, aseveraron.
Es así como esa esperanza se transformó en un hecho, luego de que la gobernadora Karina Carpio llevara a cabo un recorrido en el Consejo Comunal “Morocopo Alto”, encontrándose con la maestra María José Pita quien, sin dudarlo, le explicó el diagnóstico y la condición del joven.
“Antes habían realizado un recorrido, recolectando información de aquellas personas que tenían discapacidades, pero el milagro fue cuando nuestra Gobernadora vino a la institución y yo me acerqué rapidito a ella y le dije que tenía un estudiante de 12 años que tenía que ser operado, y me dijo cuenta con eso, nosotros lo vamos a ayudar”, detalló Pita.
Sin duda, la historia fue un llamado y un toque a la humanidad de la mandataria aragüeña, quien de inmediato buscó las conexiones para llegar hasta sus padres, gestionando la intervención y el traslado hasta la ciudad capital.
Tras ser operado, Joander y su familia se mostraron conmovidos, asegurando que sin la ayuda recibida esta patología le habría impedido desarrollarse plenamente y jugar, pero ya operado lo que vislumbra es un futuro lleno de alegría y formación.
RESTAURANDO SUEÑOS
La compasión, la empatía y la nobleza marcan la segunda historia que deja huella en quien la conozca, se trata de José Sifontes, un pequeño proveniente de Turmero, sector Güerito del municipio Santiago Mariño, joven que pese a las adversidades se mantuvo siempre con una sonrisa.
“Su nacimiento fue una sorpresa, realmente no me esperaba que tras ir al médico me iban a decir que tenía siete semanas de embarazo finalizando el 2013, no fue para nada fácil pero acepté mi gestión”, comentó Eilin Noriega, madre del pequeño.
En ese sentido, su hermana mayor, Daniela Díaz, explicó que fueron meses felices, llenos de mucha esperanza, pero un retraso complicó el parto. “Se dice que debido a ello sucedió la parálisis y desde ese momento fueron emociones encontradas, nosotros vimos el proceso y fue algo como que muy extraño, porque él no gateó, él no hizo sus cosas normales como la que hace todo niño, de hecho él caminó después del año y seis meses”, relató Díaz.
Rodeados de incertidumbre, los médicos les dijeron a sus familiares que José sufría una diplejía hepática tipo 1 y tendría que enfrentar muchos desafíos debido a que no podría desarrollarse plenamente. Sin embargo, la humanidad y la esperanza tocaron a su puerta.
“José fue diagnosticado en el 2016, y es cuando yo comienzo, con todas mis gestiones, para la primera operación de pie equino, pero él seguía sin caminar. Fue gracias a Dios y a la Gobernadora que logramos operarlo y volvimos a soñar”, comentó la progenitora.
Actualmente, José es un niño activo que día a día se esfuerza en sus estudios, amando el deporte y siendo compasivo con sus amigos, aspirando en el futuro ser un reconocido fisiatra. “Cuando sea grande voy a ser fisiatra porque me gusta ayudar a las demás personas como ellos lo hacen conmigo”, expresó Sifontes.
Viendo como los sueños de su hijo poco a poco están restaurándose, la madre esbozó su mensaje para aquellos núcleos familiares que así como ella se enfrentan a la incertidumbre. “Les pido que tengan paciencia, que todo se da, así como se me dio a mí. Todos tenemos oportunidad. Sigan apoyando a sus niños y luchando por lo que quieren”, expresó.
Con estas historias se comprende que más que razones para hacer el bien, se necesita tener un corazón cargado de amor y sensibilidad para lograr cambiar la vida de los que más lo necesitan y es justo eso lo que con mucho esfuerzo ha logrado la gobernadora Karina Carpio con cada gesto de bondad hacia el pueblo aragüeño.
REINYMAR TOVAR
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