CIUDAD MCY.-Por mucho que entendamos que el ciclo de la vida llega a un fin siempre ha sido inevitable aceptarlo, y cuando llega ese momento resulta muy doloroso.
El universo artístico está de duelo por la partida física de la escultora y ceramista Martha Cabrujas (1946/2022), Premio Nacional Artes del Fuego 1974.
Hundir las manos en el barro, darle formas fue su pasión, así como explorar diversos materiales y técnicas para plasmar su cosmogonía de la vida, tan vinculada a la esencia del ser, la fantasía, lo mágico y onírico.
En una etapa de su devenir, cuando corría la década del 60, se inspiró en las criaturas fantásticas de El Bosco y creó un bestiario particular de seres alucinantes zoomorfos y de la flora como flores carnívoras, especies vegetales con tentáculos, patas y ojos, según la crítica con “superficies muy texturadas”.
Cajas, objetos geométricos; La caída del hombre en sus esculturas de barro aladas; los mandalas que iniciaron la serie Canto a la Tigra Mariposa y las series Piedad del Hombre, entre otras marcaron la profusa huella de su legado.
Arcilla, madera tallada, bronce y corteza de árboles fueron algunos de los materiales que dominó, a los cuales imprimió vida y simbología, a ellos no escapa el papel. Tal vez su obra menos mostrada.
En algunas exposiciones ver los dibujos de Cabrujas fue un privilegio, recordemos Trozos del Silencio en el Museo Afroamericano de Nelson Chapellín. El legado de Cabrujas vivirá para siempre. Paz a su alma.
Prensa MPPC