*** Con el proceso revolucionario chavista, el prócer caraqueño bajó de las estatuas y se hizo parte del idioma popular, de la calle, el de cada día, el de los jóvenes que lo hicieron suyo ***
CIUDAD MCY.- La presencia de Simón Bolívar está en murales, en las canchas deportivas de los barrios, en los centros de salud, en portadas de libros, plazas, mapas, avenidas, películas, franelas, movilizaciones, conversaciones cotidianas, entrevistas en los medios, es que, está hasta en el mismísimo nombre del país: República Bolivariana de Venezuela.
No pasa igual en la mayoría de los demás países del continente. Los héroes de las independencias no tienen la misma constancia visual, ni integran de la misma forma la lengua popular, la de todos los días.
En Venezuela, Bolívar es una presencia permanente, el Libertador siempre estuvo presente en Venezuela, pero su figura cambió, fue cambiada, el chavismo lo reescribió y lo sacó de esa sombra inverosímil, una cosa lejana, etérea, y lo volvió práctica cotidiana.
Así, Simón Bolívar, El Libertador, padre de la Gran Colombia, fue bajado de un pedestal mítico, legendario, estatuario, estudiado asépticamente en las academias, y se transformó en parte central, diaria, cercana y cotidiana del proceso político que viene gobernando el país desde 1999.
EL HOMBRE
Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios, es nacido en Caracas el 24 de julio de 1783, y muerto en Santa Marta, Colombia, el 17 de diciembre de 1830. Con apenas veinte años de actividad revolucionaria, Bolívar desarrolló un complejo pensamiento de vigentes y aplicables ideales que van más allá de sus hazañas.
En su etapa de joven adulto (1810 – 1819) reflejó el despertar hispanoamericano: condujo la Campaña Admirable, escribió la Carta de Jamaica (1815), promovió el Congreso de Angostura (1819) e impulsó los triunfos militares en Apure, Los Andes, Boyacá, Carabobo, Bomboná, Pichincha, Junín y Ayacucho.
Bolívar supo muy bien vivir sus circunstancias, comprenderlas, estar a la altura, comprender a sus semejantes en el momento histórico que le tocó vivir, por eso tuvo esa facilidad para unir a los dispersos, a los separados.
Al pasar a su excelsa madurez intelectual (1819 – 1828), Bolívar se hizo un pensador institucional, centrado en el gobierno de las nacientes repúblicas: Ejecutivo fuerte, constitucionalismo, centralismo, cuestionamientos a las libertades y a la democracia, imprecisas y débiles que, sin estar acompañadas de la ilustración para todos, la liberación de los indios y los negros, las percibía nimias. Idealizó eliminar la esclavitud, la servidumbre indígena, y previó el reparto de tierras.
En el epílogo de su vida (1828 – 1830), Bolívar desarrolló la conciencia de la traición y el desengaño. Escribió para la posteridad: “La situación de la América es tan singular y tan horrible, que no es posible que ningún hombre se lisonjee conservar el orden largo tiempo ni en siquiera una ciudad (…) la posteridad no vio jamás un cuadro tan espantoso como el que ofrece la América, más para lo futuro que para lo presente… He arado en el mar”.
HUGO CHÁVEZ Y EL BOLÍVAR DE HOY
Bolívar pasó de encabezar ejércitos de oprimidos para lograr la independencia de varias de las actuales Repúblicas de América Latina, a ver dividida la Gran Colombia, morir en Santa Marta en 1830, y ser convertido luego en plazas y estatuas.
“Pendiente que Bolívar sigue vigente”, es la consigna que acompaña a Bolívar en murales caraqueños y otras ciudades, Bolívar sigue vigente en muchas cosas porque entre las catacumbas de la Historia surgió entonces Hugo Chávez, como portavoz de El Libertador.
El Comandante Chávez visualizó que Bolívar es sobre todo “General de un ejército de ideas”, y entre sus ideas claves está el antimperialismo. Nos dijo: “Bolívar fue el precursor del antimperialismo en Nuestra América. Tenía una visión política antiimperialista, y eso nos lo ocultaron también durante mucho tiempo”.
Su regreso como figura viva ocurrió con el chavismo. Chávez fue un gran bolivariano, la República de Venezuela acuñó el nombre de bolivariana con el chavismo, todos los documentos fundacionales del chavismo son profundamente bolivarianos, es algo que está allí en la sangre del chavismo, en la narrativa, pero también en la práctica.
Y ese Bolívar reconstruido en los tiempos del chavismo, volvió al Libertador cotidianeidad, hábito, de forma de hacer, Bolívar fue apropiado por millones. El proyecto chavista tiene en su interior ideas de Bolívar: la independencia, la unidad latinoamericana, la base popular necesaria para todo proyecto de transformación revolucionaria, el antiimperialismo, la necesidad de la formación, la educación.
VOLVER A BOLÍVAR
Eso explica, por ejemplo, cómo en Venezuela tomó tanta profundidad la dimensión latinoamericana, una solidaridad regional, un sentimiento de patria grande que, todavía a pesar de la crisis que ha padecido Venezuela por la guerra múltiple contra el chavismo, sin embargo, se mantenga en la mayoría de los venezolanos como una idea cotidiana, de todos los días.
La llegada de las derechas a la mayoría de los gobiernos en los últimos años trajo consigo el retroceso en la integración. Cada uno de esos presidentes adoptó una política exterior de alineación con Estados Unidos, dando la espalda al continente.
Habría que volver a Bolívar y a Chávez. Si hay una enseñanza que está comprobadísima y que no deja de perder vigencia, es la necesidad de sumar y unir en contra de este sistema de dominación, en contra de las élites que sí se unen para golpear a los movimientos populares y los gobiernos populares.
Hoy Latinoamérica unida es un pueblo y una generación a la que le ha tocado la difícil tarea de preservar sus legados y culminar lo que a ellos les faltó por hacer. Hoy Venezuela hace suyo el legado de Bolívar en un contexto de construir un nuevo amanecer con unidad e integración latinoamericanista y antiimperialista, pero sobre todo con la convicción de seguir siendo libre y soberana.
¡Viva El Libertador de América!
MARCOS GAVIDIA