CIUDAD MCY.– Un hombre ilustre, Venezolano nacido en Trujillo, su vida fue un ejemplo de nobleza, abogado, ensayista, periodista, político y doctor en ciencias politicas, con su amplia trayectoria deja un legado.

Briceño-Iragorry estaba convencido de que Venezuela debe transitar un camino revolucionario, debe romper con todo y emprender un nuevo camino, pero esa revolución, ese camino debe estar orientado por un espíritu evangélico. Este espíritu evangélico debe elevarse desde el mismo corazón de la cultura y de la historia.

En 1951, apoya la candidatura de Jovito Villalba  para las elecciones presidenciales de 1952. Ante el desconocimiento por parte de la Junta Militar del resultado de dichos comicios se exilia en Costa Rica (1953) y Madrid (1953-1958). En 1957, aparece su obra señalada como el libro síntesis de su doctrina: Por la ciudad hacia el mundo. En abril de 1958 retorna a Venezuela, pero 2 meses más tarde muere. Sus restos reposan en el Panteón Nacional desde el 6 de marzo de 1991.

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