Hovsep Yanekian: Arte Revolucionario al servicio del Pueblo

CIUDAD MCY.- Me pudieran decir que Hovsep Yanekian es artista plástico y técnico electrónico. Pero también es un raro tipo de economista. En cierta ocasión lo escuché en una charla, y me impresionó por sus conocimientos y versos. Yo diría que ante todo, es un gran curioso. Un gran sabedor de distintas materias y un estudioso empedernido de la Revolución Bolivariana.

Quizá en otros tiempos, se lo calificaría como renacentista, mientras otras personas dirían que es humanista hasta la médula.  Lo que nadie dudaría, sería de calificarlo como a un hombre curioso y revolucionario. Sería lo más exacto. He visto la lista de sus charlas, relacionadas con materias diversas. Por eso, también se lo cataloga como científico.

En la práctica, concibo la economía como algo mucho más complejo que la simplificación mecanicista que prevalece en estos tiempos. Creo que los problemas económicos, tienen soluciones económicas, culturales, antropológicas, sociales y éticas. Es algo complejo.

Cuando hablaste de ética, el término me tocó el corazón, porque generalmente ni a la economía ni a la electrónica se la asocia con la ética.

 

Un gran sabedor de distintas materias y un estudioso empedernido de la Revolución Bolivariana.

A mediados de los años 50, cuando comunidades populares que habitaban zonas linderas a Montevideo, Uruguay,  festejaban los frescos lauros de la fama obtenidos por el inolvidable Obdulio Varela con la Celeste, nacía Hovsep Yanekian, un chamo destinado a que la electrónica, economía, historia, pintura y dibujo, signaran su destino.

El chamo traía del cariño hogareño, un sobrenombre dulzón, que pronto trascendería fronteras de su casa y calle. Porque salido apenas de la infancia, mostrando su vocación innata por las artes plásticas, era portador de un pincel revolucionario y una sonrisa clara.

“El Armenio”, tempranamente independizado del profesor, manejaba su propio aprendizaje de la pintura y el dibujo, como una melodía auténtica  que le brotaba del corazón. Su barrio le brindó los primeros aplausos al realizar retratos en vivo, en tiempos de televisión en blanco y negro y tango arrabalero. Él llevaba entonces pantalones cortos, pero sus sueños eran largos.

“Cuando los gobiernos toman decisiones sobre economía, deberíamos tener en cuenta, la dimensión de los efectos que causarán en las condiciones de vida de los pueblos. Si a un médico le reclamas tener ética profesional cuando trata la vida de un paciente, ¿Cómo no hacer lo mismo con los economistas? Sus decisiones afectan no solo las condiciones de vida de la gente, sino incluso hasta su supervivencia.

Desligarse de esa responsabilidad, es algo que no podemos hacer como profesionales, cultores o científicos”, acota Yanekian, quien concibe que conocimiento, no es sólo lo adquirido en los libros, sino también, el producto de la experiencia que nos proporciona el diario contacto con los seres humanos, la sociedad y los fenómenos que se producen en ella.

 

Su talento creció al llegar a Venezuela a principios de los 80

Asimismo, este singular y multifacético artista plástico, al momento de abocarse al trabajo creativo, intenta realizar una síntesis sobre todo lo que tiene que ver con desarrollos científicos teóricos, junto a lo percibido en el contexto social. Hugo Chávez, Simón Bolívar y la Revolución Bolivariana, son su principal fuente de inspiración.

Además de estudiar y preocuparte por aspectos relacionados con producción, tecnología, trabajo y sus respectivos vínculos, los artistas plásticos, dramaturgos, escritores y cultores en general, deberíamos trabajar  con el impacto derivado desde hace más de 30 años, de distintos paradigmas científico-tecnológicos en todas sus dimensiones de la realidad.

«En mis pinturas, procuro sintetizar y reflejar, los hechos acaecidos en cada revolución, con sus diferentes formas de organizar la producción, su momento histórico en la disputa de la hegemonía mundial, términos políticos, rol de la educación y distribución espacial.»

Su talento creció al llegar a Venezuela a principios de los 80, huyendo de perversas persecuciones políticas, torturas y desaparición de amigos y familiares, causados por la macabra dictadura uruguaya. De a poco, leyendo con afán las obras de sus paisanos Galeano y Onetti, superó el dolor y la nostalgia que supuso el abandonar su Montevideo natal, luego de militar en el Frente Revolucionario ’68 en los Cañaverales de Artigas, movimiento que sentó bases para el nacimiento de “Los Tupamaros”. Y se puso los pantalones largos del triunfo renovado, en cada esquina de comunidades populares que pisaba, tanto en Caracas, como en Valencia y Maracay, convertidos por avatares del destino, en los sitios elegidos para proseguir y labrar su destino.

“En la vida he aprendido a captar la visión integradora del fenómeno económico y reconocer el tipo de impacto social que genera. Si repasamos la historia, advertimos dos momentos claves que marcan cualquier movimiento socio-político. El momento justo de interpretar lo que pasa en el mundo, y el instante clave en plantear decisiones en cuanto al desarrollo de la Patria, tal como lo hizo nuestro Comandante Eterno, Hugo Chávez”.

 

«En mis pinturas, procuro sintetizar y reflejar, los hechos acaecidos en cada revolución»

 

Prensa SSPPC/ Claudio González Luna