Ciudad MCY.- El 2025 ya se erige como un año decisivo para la Vinotinto de cara al sueño mayor: La clasificación para el Mundial 2026. Sin embargo, el éxito de este propósito pasa por reconducir una situación evidente en la tabla de las eliminatorias mundialistas.
Los criollos hoy son octavos en la clasificación con 12 puntos (Bolivia tiene 13 y Paraguay tiene 17), en una edición en la que las primeras seis selecciones pasarán directo a la Copa del Mundo y la séptima tendrá que codearse en un repechaje para intentar otro boleto para esta zona del mundo.
De allí las urgencias de un equipo venezolano, que tiene que recuperar el alma competitiva para obrar la heroica clasificación. Eso sí, la energía no es lo único que debe mostrarse en el combinado, sino una serie de otros aspectos que valen la pena rescatar ahora.
Este apartado ha sido señalado en el equipo, incluso cuando los resultados medianamente acompañaban. Desde el aspecto táctico defensivo, los criollos han dejado en el tintero buenas actuaciones; sin embargo, no tanto en el ataque, donde asociarse ha costado demasiado.
Si Venezuela quiere conseguir la misión de revertir la situación, Fernando Batista debe abocarse a darle a la oncena también esa identidad. Y los antecedentes están a la vista de todos: Cuando tocaba salir a buscar el partido,atacar al rival por todos los frentes, el equipo no tuvo guion y se hundió. La dura derrota contra Chile (4-2) es prueba fehaciente.
Lo que viene también invita a sacar la calculadora y poner las matemáticas sobre la mesa. Eso sí, nada habrá valido la pena si Venezuela no cumple con una máxima para ir a los mundiales: Ganar los partidos en casa. En el recorrido por venir no basta con solo no perder, si luego los resultados del rival ayudarían en dirección contraria. Por tanto, los dirigidos por «el Bocha» tienen que aprovechar los tres compromisos que jugarán con afición a favor.
Fuente: Medios nacionales