CIUDAD MCY.- El Miércoles de Ceniza, que da inicio al periodo de la Cuaresma, simboliza un día de arrepentimiento, oración, ayuno y humildad, lo que se ve reflejado en las cenizas impuestas por el sacerdote con las palabras “polvo eres y en polvo te convertirás” o “arrepiéntete y cree en el Evangelio”.

La tradición de las cenizas viene del antiguo pueblo judío, en el que los fieles se las esparcían en señal de arrepentimiento por el pecado o de preparación para un acontecimiento, con la intención de acercarse a Dios.

¿Cómo se vive la Cuaresma en Venezuela?

Miles de creyentes católicos en Venezuela acuden a las iglesias cada Miércoles de Ceniza para recibir este material. También se obedecía con rigurosidad el ayuno y la abstinencia de carne.

Otras costumbres típicas

En la Cuaresma se incluyen el rezo del viacrucis para acompañar la Pasión de Jesús y la preparación y consumo de comidas como el majarete, un dulce a base de coco y harina de maíz.

La Cuaresma es uno de los periodos más importantes del año para millones de católicos y cristianos de otras denominaciones. Cada año, gran cantidad de fieles en Venezuela viven estas fechas con devoción y recogimiento, comenzando por el Miércoles de Ceniza, que pone fin y contrasta con el alegre y bullicioso Carnaval.

La ceniza como símbolo

La ceniza representa un símbolo de muerte, caducidad, pero también de humildad y penitencia, es un signo de la actitud del corazón penitente que cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario cuaresmal.

Esta tradición se remonta a los primeros siglos del cristianismo, cuando las personas se ponían la ceniza en la cabeza y se presentaban ante la parroquia con un hábito penitencial para reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios y así poder recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo.

El Evangelio según San Mateo, con el que da comienzo una vez más la época cuaresmal, es una exhortación a la transparencia de las obras, que lejos de ser una muestra para recibir alabanza o compasión de los hombres sea una ofrenda agradable a Dios, nadie más que Él sabrá corresponder con la recompensa justa, pues “tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará”.

Esto supone, además, confiar plenamente en que Dios Padre jamás abandona a sus hijos, sino que les acompaña en todo momento, dispuesto a atender los anhelos más profundos que se depositan en el corazón humano, y que se ofrecen en cada limosna, en cada ayuno, en cada oración.

La invitación para esta Cuaresma es a actuar con humildad y paciencia, pues solo con la práctica de estas virtudes el hombre es capaz de evidenciar las maravillas que Dios obra en su vida, tal como lo ejemplifica la vida misma de María. Como ella, es menester guardar todas las cosas en el corazón, pues el Señor, que ve en lo escondido, allí donde nadie más es capaz de ver, dará merecida recompensa a lo que allí se encuentra.

CORTESÍA