***La Misa Crismal es única en el año cristiano, se consagra el Santo Crisma y se bendicen los santos aceites para los que recibirán el bautismo y sanación de los enfermos

CIUDAD MCY.– Durante la mañana de este Jueves Santo, un significativo número de fieles aragüeños de la Iglesia Católica asistieron a la emblemática Catedral de San José, ubicada en el centro de Maracay, para celebrar la Misa Crismal, que estuvo presidida por el Obispo de Maracay, el Monseñor Enrique José Parravano.

En esta oportunidad, el obispo de Maracay, Monseñor Enrique José Parravano, encabezó la consagración del óleo, que se utiliza para los bautizos, confirmó a través de esta misa solemne su compromiso con Dios y con el pueblo, estuvo acompañado de sus presbíteros, diáconos, ministros y seglares de la parroquia, quienes realizaron esta ceremonia que forma parte de una de las eucaristías más grandes que se celebra durante la Semana Santa.

Divina liturgia

Durante la divina liturgia emitió un mensaje de fe, de esperanza y unión del pueblo, de regocijo para recibir a Jesucristo, en esta eucaristía también se realizó la bendición de los santos óleos.

En la solemnidad de hoy recordó la institución del sacerdocio y de la Eucaristía, dos sacramentos profundamente relacionados entre sí.

La Iglesia, siguiendo una tradición de muchos siglos, recomienda durante la Misa en la Cena del Señor el rito del lavatorio de los pies, en continuidad con el evangelio que se proclama en esta celebración.

El gesto de Jesús en la última cena se inspira en un detalle de hospitalidad común a muchas culturas orientales, por el uso de las sandalias en los caminos polvorientos de estas tierras. En el Antiguo Testamento Abrahán insiste en lavarle los pies a los tres viajeros que pasan por su casa (Gn 18,4) y entre los primeros cristianos se valoraba quien, como buenas obras, había “practicado la hospitalidad y lavado los pies a los santos” (1 Tm 5,10).

Sin embargo, en este especial momento de despedida de sus apóstoles, las palabras del Maestro dan al gesto un significado más profundo. Lavar los pies es manifestación de humildad y de servicio, en cierto sentido anticipa la humillación final de la cruz salvadora que se realizará pocas horas después.

Lo primero que Jesús pide a sus discípulos es dejarse lavar los pies por Él, así como a todos los cristianos nos pide dejarnos servir, dejarnos salvar por el Hijo de Dios sin ningún mérito por nuestra parte. La premisa de cualquier empeño de vida cristiana es recibir la salvación, el perdón de Dios: “Si no te lavo, no tendrás parte conmigo”.

El paso siguiente es “lavarnos los pies unos a otros”, que es como una variante del mandamiento del amor, “que os améis unos a otros”. En esa invitación del Señor podemos ver la importancia de cuidar y acompañar el camino de los demás. Los pies, de hecho, son medio para caminar, son imagen de nuestro seguimiento de Jesús. Lavar los pies de nuestros hermanos significa por lo tanto sentirnos responsables de su fidelidad, servir con alegría a cada uno, poniendo el “corazón en el suelo para que los demás pisen blando” (San Josemaría, Via Crucis IX,1).

Fieles renuevan su fe

Por su parte, el señor Orlando Soublette, nativo de Calabozo, enfatizó que actualmente estamos en la época de buscar a Dios, no solamente en Semana Santa, sino en todo momento agradecer al Padre por todo lo concedido.

Asimismo, expresó que, desde muy pequeño, asiste a todas las ceremonias que se realizan durante la Semana Mayor; a su criterio este tiempo es para asistir junto a la familia a escuchar el mensaje que tiene Dios para cada uno de nosotros.

¿Por qué se le llama Misa Crismal?

La consagración del Crisma y la bendición de los otros dos aceites ha de ser considerada como una de las principales manifestaciones de la plenitud sacerdotal del obispo.

El Crisma es un material sacramental empleado en la Iglesia, durante ceremonias religiosas para ungir en la frente en caso de bautizo, confirmación, consagración de obispos, entre otros.

¿Sólo se realiza el Jueves Santo?

Haberla fijado el Jueves Santo no se debe al hecho de que ese sea el día de la institución de la eucaristía, sino, sobre todo, a una razón práctica: Poder disponer de los santos óleos, sobre todo del óleo de los catecúmenos y del Santo Crisma, para la celebración de los sacramentos de la iniciación cristiana durante la Vigilia Pascual.

REINA BETANCOURT / FOTOS JOSÉ CHEREMO