La práctica de esta tradición se ha consolidado con el tiempo, lo que ha permitido reforzar la identidad cultural venezolana cuyo principio es la reflexión, la unión familiar y la renovación espiritual

CIUDAD MCY.-Cada 21 de diciembre, miles de familias venezolanas se reúnen para celebrar el Espíritu de la Navidad, una tradición de origen nórdico que ha sido adoptada y enriquecida en América Latina, especialmente en Venezuela, donde se fusiona con costumbres locales y el simbolismo de las festividades decembrinas.

La práctica llegó a Venezuela a mediados del siglo XX y rápidamente se integró a las celebraciones decembrinas.

Hoy, en numerosos hogares, la llegada del Espíritu de la Navidad es un momento de reflexión sobre el año que culmina y de manifestación de deseos para el futuro.

Aunque no está directamente vinculada a la religión, esta celebración se asocia con la energía de la Navidad y el inicio de un nuevo ciclo solar, promoviendo valores de renovación espiritual, paz y esperanza.

ORIGEN NÓRDICO

El Espíritu de la Navidad tiene sus raíces en las festividades paganas de los pueblos nórdicos y celtas, quienes celebraban el solsticio de invierno alrededor del 21 de diciembre.

Este fenómeno astronómico, que marca la noche más larga del año, simbolizaba el renacimiento del sol y el regreso de la luz.

Durante estas celebraciones, conocidas como Yule, se encendían hogueras y se adornaban árboles para invocar protección, abundancia y prosperidad en el nuevo ciclo.

LA LEYENDA

La tradición moderna describe al Espíritu de la Navidad como una energía benevolente que desciende en la noche del solsticio para bendecir los hogares que lo reciben con gratitud. Se le atribuye la capacidad de inspirar bondad, generosidad y deseos de un futuro mejor.

En cada hogar, esta celebración se convierte en un recordatorio de que la esperanza y la gratitud son la mejor manera de recibir el nuevo ciclo solar.

RITUALES ASOCIADOS

El ritual más difundido es la Carta de Peticiones, donde se escriben agradecimientos y deseos de paz, prosperidad, salud y amor.

Preparativos: limpieza y armonización del hogar, con velas, flores e incienso.

Ritual: encendido de velas y redacción de la carta.

Cierre: quema o conservación de la carta como símbolo de conexión con el universo.

La celebración suele acompañarse de música relajante y encuentros familiares, creando un ambiente de gratitud y unión.

Elementos simbólicos

Velas y luces: representan la claridad y la esperanza.

Incienso y esencias: purifican y atraen energías positivas.

Flores y frutas: evocan abundancia y fertilidad.

Música: eleva la vibración espiritual y favorece la meditación.

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