***Simón Bolívar se erige como el primero en vislumbrar la construcción de un sistema político donde su basamento es la libertad, la democracia, la soberanía del pueblo, la división de poderes y la abolición de la esclavitud

CIUDAD MCY.- El 15 de febrero del año 1819, en la ciudad Santo Tomé de Angostura, provincia de Guayana, se instaló el segundo Congreso Constituyente de Venezuela, una cita en medio de la Guerra Independentista que buscó dar salida por la vía constitucional a la inestable situación política que atravesaba el país.

Entre los resultados destacables de este cuerpo legislativo se encuentra la creación de una nueva Carta Magna, después de la de 1811, y el camino a seguir para la consolidación de la recién creada Gran Colombia.

En ese espacio histórico, El Libertador Simón Bolívar emitió uno de sus discursos más recordados y hasta la presente fecha más vigente. El Padre de la Patria se dirigió a los diputados electos por las provincias de Caracas, Cumaná, Trujillo, Margarita, Guayana, Barinas y Barcelona para expresar su opinión sobre lo que debía ser el proyecto constitucional y reflexionar sobre la situación que vivía Venezuela durante la gesta emancipadora.

“DIBUJÓ” UNA REPÚBLICA 

Bolívar llamó a debatir la Ley Fundamental de la Gran Colombia, con miras a construir y consolidar un sistema político cuya base fuera la libre determinación de los pueblos, la justicia social y la regulación de poderes, al entender que se trataba de un momento crucial de la historia, pues eran pocas las semanas para comenzar la Campaña Libertadora de Nueva Granada y la extenuante Campaña del Sur.

El Libertador se perfiló como el primero en visionar la integración regional, al señalar que era una misión crear nuevas instituciones que respondieran a las necesidades de los pueblos liberados. Por ello, propuso crear el Poder Moral, un complemento de la cultura de la virtud y vigilante de la honestidad de quienes estuviesen a cargo de los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

Asimismo, planteó un modelo de gobierno republicano en el que la democracia y elección de funcionarios, a través del voto popular, se convirtieran en los cimientos del orden nacional y sostuvo que “el sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política”.

BOLÍVAR Y LO SOCIAL 

Su sensibilidad por lo social también fue parte importante del discurso, pues Bolívar exaltó la necesidad de abolir la esclavitud, impartir atención y justicia a cada habitante, fomentar la educación publica para la formación de una sociedad con valores.

“Renovemos en el mundo la idea de un pueblo que no se contenta con ser libre y fuerte, sino que quiere ser virtuoso (…) la educación popular debe ser el cuidado primogénito del amor paternal del Congreso. Moral y luces son los polos de una República, moral y luces son nuestras primeras necesidades”, aseveró El Libertador.

Bajo el pensamiento “Dignaos conceder a Venezuela un gobierno eminentemente popular, eminentemente justo, eminentemente moral, que encadene la opresión, la anarquía y la culpa. Un gobierno que haga reinar la inocencia, la humildad y la paz. Un gobierno que haga triunfar, bajo el imperio de leyes inexorables, la igualdad y la libertad”, hizo entrega del proyecto de Constitución de la Gran Colombia, siendo este aprobado dos días más tarde.

Transcurridos 206 años desde que El Libertador pronunció su inmortal discurso, sus palabras y el ideal bolivariano continúan vigente al igual que su brillante visión y audacia política.

EL MANUSCRITO EXTRAVIADO

Durante 156 años el manuscrito original del discurso leído por El Libertador en la instalación del Congreso de Angostura estuvo en paradero desconocido, hasta que el historiador venezolano Pedro Grases pudo localizarlo en el Reino Unido.

Resulta que James Hamilton – responsable de su primera traducción al inglés – se quedó con el documento original y, a su muerte, en 1840, este pasó a manos de sus descendientes. Grases ubica a un hombre llamado Philip J. Hamilton (tataranieto del coronel), quien admitió tenerlo en su poder y decidió devolverlo voluntariamente al Estado venezolano en 1975.

MARCOS GAVIDIA | IMÁGENES REFERENCIALES