
***El Centro Nacional de Preservación Documental es el ente encargado del resguardo del documento que registra el nacimiento de la Nación
CIUDAD MCY.- En la Biblioteca Nacional de Venezuela (BN), ubicada en el Foro Libertador, zona norte de Caracas, se encuentra el Centro Nacional de Preservación Documental donde se resguardan y restauran tomos, folletos y otras publicaciones de valor histórico.
El objetivo de esta institución, que alberga tres millones de volúmenes, es la conservación del patrimonio cultural mediante la restauración, encuadernación y digitalización, entre ellas, nuestra Acta de Independencia.
De los escritos de incalculable valor para el país que son abordados por estos especialistas se encuentra el libro de actas del Congreso de 1811, donde se encuentra el Acta de Independencia del 5 de julio.
Anualmente se hacen dos visitas al Salón Elíptico, en el Palacio Federal Legislativo, sede de la Asamblea Nacional, para corroborar que el tratamiento aplicado a los tres libros de actas sea el más idóneo.
Este manuscrito ha sido desencuadernado y restaurado hoja por hoja para quitarle una laminación anterior que lo había afectado. Además, como el texto está plasmado en tinta ferrogálica, utilizada hasta el siglo XX, los trazos de las letras se corroyeron, lo que generó deterioro.
EL RESGUARDO ES VITAL
Franklin Subero, experto restaurador del Centro, dice que “desde hace mucho tiempo se ha recomendado que se haga una edición facsimilar” que pueda ser visto por los venezolanos. “A la larga habrá un deterioro que tiene como consecuencia la pérdida total de documento”, advirtió.
Si bien todo texto es perecedero, Subero considera que inevitablemente la hoja donde reposa el acta “va a perderse”.
El grupo de expertos ha recomendado en reiteradas ocasiones que se deje de exhibir esa página cada 5 de julio debido a que la luz y las condiciones ambientales no controladas aceleran su deterioro, así esté guardado en un arca el resto del año.
Un volumen con 200 años de antigüedad es básicamente un sobreviviente, con una historia tan interesante como la que reflejan sus páginas, que han retado al paso del tiempo, a las condiciones ambientales, a los insectos y a los usuarios.
Aunque como afirma Subero, “la mejor restauración es la que no se hace porque la obra pierde valor histórico” al intervenirla, la biblioteca está comprometida con su persistencia en el tiempo.
AGENCIAS