Ciudad MCY.-El ex representante ante el Fondo Monetario Internacional (FMI), Héctor Torres, precisa que «Argentina es vulnerable a una devaluación repentina; esa situación se traduce en una lucha interna en el Gobierno». Por un lado, Javier Milei quiere hacer una corrección cambiaria «mínima» en enero, el mes en el que, según él, nadie presta atención a las medidas.
En la otra esquina, el ministro Luis Caputo asegura que «de acá a tres meses no se puede tocar nada», ni siquiera el dólar blend, que logra que el campo alimente los dólares financieros en el momento más caliente de la demanda. En el medio, además, está el FMI, que de cara a un acuerdo reclama una devaluación.
Las presiones cambiarias a las que el Gobierno entró solo por intentar pisar el dólar para controlar la inflación, ya incluso llevaron a sus economistas afines a hablar de precios de estabilidad que están lejos de los actuales. Más allá de que el Gobierno lo niegue, las tensiones son casi naturales. Fuentes oficiales adelantaron a Página I12 que el hecho de las últimas horas, las ventas por 600 millones de dólares que hizo el Banco Central de la República Argentina (BCRA) para darle divisas a la japonesa Toyota -que aprovechó la caída del Impuesto País para pagar importaciones- «se pueden repetir en otras empresas».
Más allá de la faz política, que es relevante, hoy el organismo que conduce Kristalina Georgieva ve con desconfianza prestar mucho dinero sin corregir el tipo de cambio porque fue informada de la dinámica de ventas del BCRA para frenar una corrida. Además de la salida de dólares por turismo. Por todo eso, los plazos se extienden: el FMI quiere ver qué pasa durante el verano argentino y cuánto dura la supuesta paz cambiaria, entre la intervención interna y los sacudones que se producen en el vecino que condiciona, Brasil.
Fuente: Medios internacionales