***Por la fe, esperanza y amor al prójimo llevaron al hijo de Dios a la Cruz
CIUDAD MCY.- Desde la muerte de Jesús de Nazaret se pudo conocer con mayor claridad el significado de la palabra Resurrección, cuyo conocido proviene del latín resurrectio, que quiere decir levantarse de nuevo, a pesar que la creencia en la resurrección está vinculada a la interpretación antigua del comportamiento solar, que cada día nace y muere, sólo para volver a nacer al día siguiente.
La resurrección es una figura recurrente en la literatura de la antigüedad. Es atribuida a un misterio de los dioses, sólo realizable por ellos. El conocimiento del poder de resucitar está prohibido a los seres humanos. Esta idea es común a diferentes sistemas de pensamiento y fe.
Sin embargo, la resurrección no sólo se basa en la vida y muerte de Jesucristo ni la puesta del Sol, la vida y muerte se puede encontrar en cada persona, en cada espacio; recordando que para poder vivir nuevamente debe de morir.
Muchas personas, luego de una partida familiar o un echo que marque su vida, sus principios y fe se derrumban, con muy poca creencia de la vida; pero a pasar los días o los meses, muchos de esos seres vivos deciden vivir una nueva experiencia, desean abrir nuevos senderos en el espacio terrenal, también es parte de un renacer.
Para la fecha de Semana Santa, el cristianismo recuerda y conmemora la puesta en la cruz de Jesús de Nazaret, su muerte y de su regreso. Este sería el signo inequívoco de la divinidad de Jesús. De la fe en su resurrección se desprende el movimiento de los apóstoles y la expansión del cristianismo por todo el mundo.
La resurrección de Jesús es la acción, la cual se cree que Jesús de Nazaret o Jesucristo vuelve a la vida de entre los muertos, tres días después de tras haber sido crucificado y sepultado. Incluye también la convicción de que, tras la resurrección, Jesús asciende en cuerpo y alma a la presencia del Padre y desde allí reina sobre todo lo creado. A esta última creencia se le conoce con el nombre de Ascensión del Señor.
Para los creyentes, la resurrección confirma el origen divino de Jesús, pues en el marco del pensamiento religioso, resucitar en un poder atribuido exclusivamente a Dios. Así, el acto de la resurrección de Jesús es prueba de su naturaleza divina y es, al mismo tiempo, promesa y esperanza para todos los cristianos.
Este acontecimiento es el fundamento de la celebración de la pascua y la sagrada comunión o eucaristía, en la cual se recuerda el memorial de la pasión, muerte y resurrección de Jesús. La centralidad de la resurrección en el pensamiento cristiano le dio su nombre actual al día domingo en las lenguas latinas. Domingo quiere decir, así, día del Señor.
La resurrección de Jesús se celebra todos los años en la Semana Santa. Es el punto culminante o álgido de la Pascua, y se recuerda a través de dos rituales complementarios: Las misas de «Sábado de Gloria» (a la media noche del sábado al domingo) y «Domingo de Resurrección» (a plena luz del día).
Palabras que rezan en las páginas de un libro sagrado (La Biblia)
Jesús de Nazaret nació en Belén, un pueblo de Judea que pertenecía al Imperio romano, aproximadamente, en el año 4 a.C. Jesús es reconocido como una de las figuras más importantes de la historia occidental y del cristianismo, religión ampliamente extendida para la cual se trata del Hijo de Dios, quien murió y resucitó para librar al hombre de los pecados.
La creencia en la resurrección está fundamentada tanto en las profecías del Antiguo Testamento como en los relatos y testimonios del Nuevo Testamento, principalmente en los evangelios canónicos y en el libro de los Hechos de los Apóstoles, escrito por el evangelista Lucas.
De acuerdo con los evangelios, Jesús fue crucificado en un día viernes, inmediatamente después de la celebración de la pascua judía. Ante la proximidad del sabath, día de descanso obligatorio para los judíos, fue sepultado inmediatamente por José de Arimatea, un discípulo secreto de Jesús.
Al día siguiente del sabath, la piedra del sepulcro había sido removida y el cuerpo de Jesús no se encontraba. Quienes acudieron recibieron el anuncio de un ángel.
Los evangelios difieren en la representación exacta de los hechos. Dos de ellos (Marcos y Juan) coinciden en que María Magdalena fue la primera en recibir el anuncio de la resurrección, testimonio que los apóstoles no creyeron. Los otros dos (Mateo y Lucas) afirman que tanto la Magdalena como María la madre de Jesús estaban presentes. además, Lucas añade el pasaje del camino de Emaús, en el que Jesús se revela a dos discípulos, quienes lo reconocen al partir el pan.
ELIMAR PÉREZ