*** Proteger estos referentes culturales es proteger una parte de lo que identifica a las personas y de dónde provienen ***

CIUDAD MCY.- Cada 24 de agosto el mundo se une en la conmemoración del Día Internacional de los Parques Naturales, fecha dedicada a la reflexión y la acción en pro de la conservación de los espacios naturales más preciados.

Más que una simple celebración, este día se trata de tener un grado de conciencia sobre la relación que existe con la naturaleza y la urgencia de adoptar acciones sinceras y duraderas para proteger la biodiversidad que albergan estos santuarios de vida.

Los parques naturales son mucho más que extensiones de terreno protegidas, son auténticos museos al aire libre, laboratorios vivientes y, sobre todo, patrimonio cultural y natural de la humanidad. Su importancia radica no solo en la conservación de ecosistemas, flora y fauna, sino también en el papel que desempeñan como símbolos de identidad y orgullo para las naciones.

JOYAS DE LA BIODIVERSIDAD Y SÍMBOLOS DE IDENTIDAD

Venezuela, un país bendecido con una diversidad biológica excepcional, cuenta con una red de parques nacionales que son emblemas de su riqueza natural. Estos espacios no solo protegen una parte significativa de la biodiversidad global, sino que también son referencias icónicas que definen el imaginario colectivo del país.

Parque Nacional Canaima: ubicado en el sur del país, es el hogar del majestuoso Salto Ángel, la caída de agua más alta del mundo. Más allá de su belleza escénica, Canaima es un testimonio de la historia geológica del planeta, con sus impresionantes tepuyes que han inspirado mitos y leyendas ancestrales. La Unesco lo declaró Patrimonio de la Humanidad, reconociendo su valor universal y la importancia de su preservación.

Parque Nacional Mochima: con su exuberante combinación de mar y montaña, es un paraíso costero que se extiende por los estados Sucre y Anzoátegui. Sus playas de arena blanca, aguas cristalinas y cayos de coral son un refugio para la vida marina y un destino turístico vital. Mochima es un ejemplo de la necesidad de equilibrar el desarrollo turístico con la conservación, una tarea que requiere el compromiso de todos.

Parque Nacional Morrocoy: otro ícono de las costas venezolanas, conocido por sus formaciones de arrecifes, manglares y una rica vida aviar. Morrocoy es un recordatorio de la fragilidad de los ecosistemas marinos y la urgencia de protegerlos de la contaminación y la sobreexplotación.

Estos parques, y muchos otros en Venezuela, son más que simples atracciones turísticas; son pilares de la identidad nacional, espacios que conectan a las personas con su herencia natural y cultural.

PATRIMONIO COMÚN DE LA HUMANIDAD

A nivel global, los parques nacionales son reconocidos como tesoros que trascienden las fronteras políticas. Son ejemplos de cómo la naturaleza y la cultura se entrelazan para crear un legado invaluable.

Parque Nacional Yellowstone (EEUU): considerado el primer parque nacional del mundo, es un referente global de la conservación. Con sus géiseres, cañones y vastas praderas, es un símbolo de la vida salvaje en América del Norte y un modelo de gestión de áreas protegidas.

Parque Nacional de las Galápagos (Ecuador): un laboratorio de la evolución, cuyas especies únicas inspiraron las teorías de Charles Darwin. Este es un patrimonio de la humanidad que simboliza la importancia de la conservación de la biodiversidad en su estado más puro.

Parque Nacional de los Fiordos de Noruega: sus espectaculares formaciones rocosas y aguas profundas son un testimonio de la fuerza de los glaciares. Estos fiordos no solo son un deleite visual, sino también un ejemplo de la necesidad de preservar paisajes que cuentan la historia geológica de la tierra.

DE LA CONSCIENCIA A LA ACCIÓN

La conmemoración no debe quedarse en la retórica. La verdadera importancia de esta fecha reside en la adopción de acciones sinceras y sostenibles por parte de cada individuo.

El cuidado de estos patrimonios naturales requiere de educación y consciencia, una participación activa con las organizaciones de conservación y un compromiso institucional para la inversión de protección, vigilancia y manejo adecuado de estos espacios.

Proteger estos espacios no es solo una obligación, sino un acto de amor por la vida, por las generaciones futuras y por el legado natural que define al ser humano. El verdadero homenaje a estos santuarios de la naturaleza no se encuentra en las palabras, sino en las acciones genuinas que garantizan su supervivencia y prosperidad.

MARÍA JOSÉ PARRA | FOTOS | CORTESÍA

?