***Una historia en la que se conjugan la esperanza, la humanidad y se vislumbra un futuro prominente para un hombre cuyo corazón agradece infinitamente que la gestión de la gobernadora Karina Carpio le devuelva la alegría de seguir siendo una persona útil

CIUDAD MCY.- La fatalidad de un 13 de diciembre de 2018 cambió la vida a Franklin Prato, de ser un hombre productivo, proactivo y activo dedicado a su trabajo con alegría y devoción, pasó a ser un encamado con fuertes quemaduras en la parte superior de su cuerpo, al punto que sus brazos quedaron adheridos a sus costados imposibilitando su movilidad.

Sin embargo, el señor Prato, nacido en Aragua, ya con 57 años, residente de la comunidad de Prados 2 en Rosario de Paya, del municipio Santiago Mariño, es un testimonio de vida que contó a Ciudad MCY a través del espacio “Conversando Con”, la historia que certifica la esperanza, la humanidad y el futuro que se crecen y que tocaron su puerta desde que la gobernadora Karina Carpio llegó con su promesa de ayudarle a superar esa situación.

Sin duda alguna, cuando la fe en Dios es genuina y ponemos nuestro corazón en sus manos, las respuestas llegan a través de sus ángeles terrenales que son los que guían hacia la bendición esperada.

Así lo describe Prato, quien cuenta que luego del accidente producto del estallido de un vehículo que como mecánico revisaba en su trabajo, pasó más de 28 días en la sala de quemados del Hospital Central de Maracay.

“Era una situación difícil y dolorosa cada vez que me tocaban las curas, pero yo me mantenía calladito y no me quejaba…eso me permitió recibir siempre las curas de primero y eso ayudó a que la carga fuera menos pesada”, argumentó.

Detalló que en esa sala donde lo atendieron día a día otras personas fueron muriendo y el entró en desesperación y pidió que lo sacaran del hospital, pensando que si se quedaba allí también moriría y es allí cuando los médicos junto a su familia acceden y va a su casa en Rosario de Paya junto a su madre invidente.

“Fue fuerte, regresé a casa y allí me quedé, solo, adolorido y con la regeneración de la carne se fue fusionando la piel y mis brazos se inmovilizaron”; recordó.

“Y es allí donde los ángeles empiezan a rondarme y llega mi vecina, Juana Muñoz, a quien agradezco infinitamente que se halla dedicado a mí y era ella quien me buscaba la comida, los remedios y todo lo que he necesitado”, contó.

De hecho, un ángel en la tierra, la señora Juana Muñoz, que como creyente de Dios y con vocación de servicio al prójimo certificado al trabajar como líder de la comunidad desde 1990, asumió el compromiso con Franklin su vecino y diligenció fuertemente hasta lograr el informe médico que pudo llevar a manos de la gobernadora Karina Carpio, quien cumplió su promesa de ayudarlo luego de ser electa como mandataria.

Ese informe pasó a manos directas de la doctora Shirley Hernández y la doctora Mónica Segnini, a quienes la mandataria encargó la tarea de atender a Franklin Prato, quien recibe la gracia de entrar a cirugía para comenzar a trabajar en la recuperación de su movilidad, despegando la piel de sus brazos adherida a su cuerpo.

Se realizó una primera operación y restituyeron el movimiento de su brazo derecho, para restaurar piel y despegar su brazo por completo, luego volvieron a intervenir para dar movilidad al antebrazo izquierdo.

Esa ha sido la bendición recibida por Franklin, quien ya tiene movilidad y puede realizar sus tareas en casa, arreglar las matas, cocinar…. “cosa que agradezco primeramente a Dios, a Juana, principalmente como mi ángel guardián, así también a la doctora Karina Carpio, a la doctora Shirley, a la doctora Mónica Segnini, y lugar especial a las cirujanos plástico Roxana Solórzano y Claudia Delgado, quienes hicieron este milagro en mi vida en esa mesa de operaciones”.

“Ahora sigo cada día recuperándome más, agarrando masa muscular para estar listo para la tercera operación en la que terminarán de despegar mi brazo izquierdo, que es lo que ya quiero, porque quiero volver a trabajar…yo puedo porque yo soy sano”, dijo convencido.

Es un relato testimonial en el que se toca muy de cerca el sentir humano, que se mueve para dar y a solidarizarse con el dolor ajeno y con estos hechos que hacen amores y no malas razones se crece la esperanza para muchos que aspiran como Franklin Prato levantar sus brazos en señal de victoria.

YAJAIRA DIAZ / FOTOS: YNGRID CALZADILLA-NATALIA DALE