CIUDAD MCY.- En las elecciones del 25 de mayo del año en curso, en nuestro país, con una votación legal y aprobada participación directa, el actual gobierno bolivariano con el PSUV y los otros partidos que forman el Gran Polo Patriótico, del 99.88% de la votación obtuvo un 83% de votos a su favor con los resultados siguientes: ganaron 23 de las 24 gobernaciones; 253 escaños de la Asamblea Nacional, o sea, la mayoría; en los Consejos Legislativos estadales, se adjudicaron 247 de los 260 cargos disponibles; se recuperó la gobernación del estado Barinas con el candidato Adán Chávez; la gobernación del estado Zulia con Luis Gerardo Caldera Morales y la entidad Nueva Esparta, la candidata Marisol Velázquez Millán.
Un resultado en medio de sistemáticos y brutales ataques a la economía del país y una descomunal campaña de desprestigio y oposición a nivel nacional e internacional; resultado que merece ser estudiado con gran objetividad y profundidad como un proceso histórico indetenible: el paso cada vez más avanzado de cambio de una mundial “democracia representativa” (que no ha representado más que a los poderes de un imperialismo histórico) a un proceso político que evidentemente se está dando en Venezuela, como es la “democracia comunitaria y directamente participativa”. No es fácil comprender dicho proceso. Nada fácil e inmediato.
Pero los procesos históricos importantes para la sociedad, igual que los procesos biológicos de la vida, se cumplen inexorablemente. Los políticos “representativos pro imperiales” no aceptan, no quieren aceptar el vuelco de la Historia y se aferran a una lucha inútil y criminal ante lo que no pueden evitar. Venezuela debe ser estudiada con profundidad como ejemplo de cambio. Así lo intuyó Bolívar a su regreso de Europa.
Pero, históricamente no era el momento de quiebre total del imperialismo. A Bolívar lo traicionaron sus propios compañeros de lucha libertaria porque era una clase económica y política de su país y su época que no quería el verdadero cambio, pero los principios y objetivos de Bolívar y quienes realmente lo acompañaron no mueren con él, son producto de un inevitable cambio que queda sembrado en el inconsciente colectivo, adormecidos brutalmente por los poderes imperiales por largo tiempo, pero jamás anulados.
En 1999, estos valores y principios surgen de nuevo, luego de un lapso histórico de siglos, con Hugo Chávez Frías. El pueblo recupera la consciencia política colectiva que se expresó en un apoyo absolutamente mayoritario.
Hugo Chávez con profunda claridad de su proyecto y decisión de cambio inicia su plan de acción: medidas económicas y políticas a favor del país y del pueblo. La posibilidad de cambio se hace evidente. Pero además, conocedor de la política imperial aplicado en Venezuela y el mundo, establece relaciones con Rusia y China, potencias a su vez, producto de un cambio histórico del mundo. Pero el imperialismo tiene siglos de experiencia. Sabe que la lucha se libra desde adentro. Para eso se ha preparado con mucho tiempo a sus “agentes” internos de la “democracia representativa” del país y del exterior y asesinan a Chávez (hay que llamar las cosas por su verdadero nombre).
Pero Chávez tuvo clara consciencia de delegar en Nicolás Maduro la continuidad del proceso histórico Venezolano. Chávez estuvo absolutamente seguro que Maduro no iba hacer lo que en Ecuador hizo el candidato Lenin, propuesto como candidato a la presidencia, por el entonces presidente Correa.
Así que Chávez, ante su inevitable muerte (prueba de su grandeza de espíritu y amor a su país) estaba absolutamente seguro de que Maduro era la continuidad del proceso bolivariano revolucionario (revolución a pesar de la connotación negativa que los poderes imperiales le han dado al término).
Entonces desde que Maduro es elegido por el pueblo y asume la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela, se viene cumpliendo el proyecto bolivariano, en medio de una antipatriótica, feroz y constante oposición dentro y fuera del país, porque reiteramos, el bolivarianismo es un proceso evolutivo.
Nicolás Maduro no sólo ha sostenido los objetivos programáticos de Chávez, sino que los ha ampliado y adaptado a los momentos históricos que vive el país y el mundo entero: el imperialismo, por mucho armamentismo y guerras que genera en el planeta, está en franca decadencia.
Desde luego que todo proceso histórico evolutivo requiere de un tiempo, pero inexorablemente se cumple. El Estado representativo colonialista, a pesar de sus criminales guerras o justamente a causas de ellas, está en vía de desaparición en el mundo.
De allí que Venezuela puede convertirse o se está convirtiendo en un peligroso ejemplo. Pueden producirse errores, lógicamente porque los procesos históricos se van consolidando gradualmente. Hay que considerar también que el poder militar del imperialismo norteamericano sionista y sus socios europeos, sigue fuerte en el mundo “democrático representativo”. Pero no hay que olvidar que al igual que todos los imperios, el imperio romano, por ejemplo, que duró un largo tiempo, geográfica y políticamente desapareció como tal. Dejó una huella indudablemente que asumieron los imperios siguientes: el español, el británico y el actual norteamericano, pero como todo en la vida les llega su final. Pero además, hay que considerar que hoy día los pueblos del mundo están cada vez más relacionados e informados, y reiteramos, sobre todas las cosas, porque los cambios históricos se producen inexorablemente.
En las elecciones del 25 de mayo del año 2025 en Venezuela, el 83% de la votación fue a favor del Partido Socialista de Venezuela y los otros Partidos del Gran Polo Patriótico. Pero ese resultado no es producto de una “maniobra” política, como opositores dentro y fuera del país quieren presentarlo. En el cumplimiento de un cambio histórico. Eso sí: que deben cuidarse celosamente y perfeccionarlo cada vez más, en unión del gran y noble pueblo venezolano, evitando caer en triunfalismo ni retroceso.
Para concluir: ante el indudable triunfo bolivariano de las elecciones del 25 de mayo del año 2025, el imperialismo sionista ha querido (de hecho lo hace) “enfermar” a Venezuela con bloqueos y todo tipo de medidas económicas para empobrecer al pueblo (que jamás mencionan los opositores). Medidas difíciles de sobrellevar (que el gobierno del Presidente Maduro a pesar de las dificultades logra superar) y una campaña publicitaria mundial en su contra es lo que produce los síntomas de dicha “enfermedad”. Pero, ante ellos, se producen síntomas evidentes de sanación, una sanación política contra la enfermedad de odio y criminalidad del inevitablemente acorralado sistema imperial sionista de Estados Unidos de Norteamérica y sus cómplices Europeos. Una sanación política que como paradoja puede “contaminar” y sanar a otros pueblos del mundo del odio y de la criminalidad sionista.
Hay que insistir que un proceso “bio-histórico” como el venezolano y un presidente que enarbole con su pueblo la bandera de la PAZ es lo que necesita la humanidad.
Pero ya no se trata de la culminación inexorable de un último imperio. En estos momentos asombra, alarma, aterra la soberbia ceguera sionista de Israel subordinado a los intereses norteamericanos que cree que puede acabar al mundo entero (así como está queriendo desaparecer al heroico pueblo de Gaza) y quedar triunfante. Una soberana ceguera que tiene dos rostros representativos: Trump y Netanyahu que se muestran tal como son, sin vergüenza alguna. Más bien, orgullosos de su “poder”. Su ignorancia de la historia es tan grande como su criminalidad.
En los circos de la Roma imperial les lanzaban leones a los hombres para ser devorados. En Gaza los sionistas asesinan a niños y mujeres para que no nazcan nuevos palestinos. Sus objetivos son borrar del planeta a un pueblo dueño de su tierra miles de años antes de que ellos; los judíos llegaran y desde ese territorio, apoderarse de otros pueblos bajo el lema de “destino manifiesto” y ahora difundir el Sionismo. El sueño del sionista Trump es desterrar o matar a todos los palestinos para crear una Palestina turística, tocando una lira mientras Palestina arde. El sueño lo alimentan los sionistas que han echado raíces en Europa y el mundo. Pero su despertar será para entrar en una pesadilla mil veces mayor.
No importa las estructuras creadas por el imperialismo norteamericano y sus socios de Europa, como la ONU, OTAN, FMI, BM, OMS, OMC, para dominar el mundo con la más descarada hipocresía de derechos humanos, democracia y libertad y al mismo tiempo, el racismo, el nazismo y el sionismo criminales destruyendo pueblos.
Irán resistirá y su valor para resistir es y será un ejemplo para el mundo harto, hastiado de la soberbia imperialista. Muchos países lo acompañan.
Venezuela como parte de ese mundo, acompaña a Irán que es acompañar a la justicia y a la paz con su gran lema, de democracia comunitaria directamente participativa y protagonista.
ARTICULO DE BLANCA NOHELIA SÁNCHEZ (COLABORADOR)
FOTO: CORTESÍA
