Esta fecha no es solo un momento de tristeza; es primordialmente una jornada de amor y recuerdo, una poderosa demostración de que, aunque el adiós físico sea definitivo, la esencia y el recuerdo de los seres queridos permanecen vivos e intactos en la memoria de quienes quedan

CIUDAD MCY.- Cada 2 de noviembre, Venezuela, al igual que gran parte del mundo, se une en un profundo Día de los Fieles Difuntos, una festividad que trasciende el dolor de la pérdida para convertirse en una celebración de la memoria y la vida de quienes han partido del plano terrenal.

Este día, aunque uno de los más emotivos y difíciles, sirve como un recordatorio del vínculo inquebrantable que une a los vivos con sus seres queridos fallecidos.

La jornada está marcada por diversas tradiciones en las comunidades y familias. Desde tempranas horas, los camposantos se convierten en el punto de encuentro, donde se realizan misas y rezos especiales en honor a los difuntos.

 Las familias rinden homenaje a sus deudos creando ambientes de recogimiento a través de ofrendas de flores, velas y fotografías, que simbolizan el amor y la presencia constante de quienes ya no están físicamente.

Mediante oraciones, los familiares piden por el descanso eterno, demostrando su vínculo con los fallecidos a pesar de no estar físicamente, pero manteniéndolos vivos en sus corazones y pensamientos.

UN DÍA DE RECUERDOS, SENTIMIENTOS Y AMOR

Más allá de ser una simple conmemoración en el calendario, el Día de los Fieles Difuntos se transforma en una fecha de profunda conmoción sentimental.

Las personas amanecen inmersas en una montaña rusa de emociones, dedicando el día a recordar con cariño a aquellos que se han ido.

En la intimidad de sus hogares, los familiares se pasean por los mejores momentos de sus difuntos, a menudo a través de altares y fotografías, rememorando su paso por la vida: sus éxitos, logros, sueños cumplidos y aquellos que lamentablemente quedaron por concretar.

El Día de los Fieles Difuntos en Venezuela no es solo un momento de tristeza; es primordialmente una jornada de amor y recuerdo, una poderosa demostración de que, aunque el adiós físico sea definitivo, la esencia y el recuerdo de los seres queridos permanecen vivos e intactos en la memoria de quienes quedan.

YORBER ALVARADO |  FOTOS REFERENCIAL