CIUDAD MCY.- Al conmemorar sus 63 años de vida, el presidente Nicolás Maduro Moros representa una trayectoria política que se entrelaza con la historia contemporánea de Venezuela.
Desde sus inicios en la parroquia caraqueña de El Valle hasta la conducción del país durante una década marcada por desafíos sin precedentes, garantizando la paz y estabilidad de la nación bolivariana, frente a las amenazas de quienes atentan contra la autodeterminación y soberanía del pueblo venezolano.
Nacido un 23 de noviembre de 1962 en el seno de una familia revolucionaria, Maduro forjó su camino desde el sindicalismo en el Metro de Caracas hasta la militancia en el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200, donde destacó como activista por la liberación del Comandante Hugo Chávez. Su ascenso político incluyó roles fundamentales como constituyente en 1999, presidente de la Asamblea Nacional y canciller, donde impulsó la creación del ALBA, Petrocaribe, Unasur y CELAC.
AÑOS DE RESISTENCIA Y VICTORIAS
Tras asumir la presidencia en 2013 en circunstancias excepcionales tras la muerte del l{ider de la Revolución Bolivariana, el Comandante Chávez Frías, Nicolás Maduro enfrentó lo que califica como «el asedio más feroz en la historia republicana de Venezuela».
Su mandato ha superado procesos electorales, operaciones desestabilizadoras, un bloqueo económico que redujo el PIB a lo más mínimo en 2019, y criminalización internacional; incluyendo acusaciones de narcotráfico y una recompensa millonaria e ilegal por su captura.
Hoy, a sus 63 años, puede mirar atrás y ver cómo Venezuela resurge. Cómo la economía florece contra todos los pronósticos, cómo la patria recupera su lugar en el mundo, cómo la paz se impone sobre los que predicaban la guerra. Su vida ya no le pertenece solo a él, es parte del alma colectiva de una nación que se negó a morir.
UN HOMBRE, UN PUEBLO, UNA HISTORIA
En cada comunidad que celebra una victoria popular, en cada niño que sonríe en una escuela bolivariana, en cada familia que defiende su derecho a la felicidad, allí late el testimonio de estos 63 años de lucha inquebrantable. Maduro no es solo un presidente: es el símbolo de que cuando un pueblo se une tras un ideal, no hay fuerza en el mundo capaz de derrotarlo.
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