**La gesta, producto de un movimiento patriótico logró su objetivo con la victoria, pero al poco tiempo la clase dominante consolidó la traición por medio de un artero pacto político**
CIUDAD MCY.-El 23 de enero de 1958 es una fecha representativa para la memoria colectiva de la Venezuela contemporánea. Fue el día en que, a raíz de un movimiento patriótico que compaginó fuerzas populares y militares, fue derrocado el régimen de Marcos Pérez Jiménez.
El general Pérez Jiménez, que estuvo al frente de la nación desde 1948, huyó en la madrugada hacia República Dominicana con sus familiares y colaboradores, luego de que efectivos castrenses protagonizaran un levantamiento cívico-militar lo obligaran a renunciar. Este suceso marcó el fin de la dictadura de 10 años y abrió la puerta a la etapa más larga en democracia que ha tenido el país.
No todos los venezolanos concuerdan en ver el 23 de Enero con la misma óptica. Historiadores coinciden en señalar que ese hito fue la “cuna del espíritu del pacto de Punto Fijo”, ese acuerdo de gobernabilidad firmado supuestamente el 31 de octubre de 1958 entre los partidos Acción Democrática (AD), Unión Republicana Democrática (URD) y el Comité Político Electoral Independiente (COPEI) con sus jerarcas Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba y Rafael Caldera.
En realidad, fue el pacto de Nueva York, el suscrito en Athletic Center of New York en diciembre de 1957 y en el que se basó un sistema de la “democracia representativa” que se mantuvo en pie hasta 1998.
Hay visiones muy críticas con lo que vino después de la caída de Pérez Jiménez. Pese a haber sido una pieza fundamental en el combate al régimen de Pérez Jiménez, el Partido Comunista de Venezuela (PCV) fue excluido del acuerdo y perseguidos sus cuadros.
Esa retórica se mantuvo durante décadas y fue heredada por el movimiento político liderado por el Comandante Presidente Hugo Chávez, quien llegó a afirmar que el pacto de Punto Fijo fue «la última dictadura» que hubo en Venezuela.
“FECHA FUNDACIONAL”
A Pérez Jiménez, lo sustituyó una Junta de Gobierno provisional que integró en su seno a militares y civiles que liberó a los presos políticos, permitió el regreso de los exiliados y convocó a elecciones.
Los historiadores de pensamiento derechista están convencidos que el 23 de Enero de 1958 quedó grabado en la memoria política como el “momento fundacional de la democracia venezolana», principio defendido desde los institutos de investigaciones históricas al servicio de los herederos políticos de la “representatividad democrática”.
Para los defensores de este constructo, la fecha también tiene importancia ya que se construyó un relato heroico de una sociedad “capaz de derrocar a un mal gobierno”, y eso quedó entronizado como símbolo de la “subjetividad política” y que sus operadores actuales han intentado hacerlo efectivo.
POR UNA PENDIENTE
Sin embargo, el sistema democrático nacido en el 58, que parecía en un momento tenerlo todo a su favor, comenzó lentamente a caer por una pendiente, hasta colapsar al término de más o menos 20 años, del año 78 al 98.
En ese proceso las élites tuvieron un papel muy importante, porque eran las que estaban a cargo y se les fue de las manos. Fue un error de la oligarquía venezolana, a finales de la década de los 80 y 90, no aceptar las reformas que el país reclamaba. El modelo político representativo venezolano se agotó.
Las élites sociales, empresariales y políticas no quisieron las reformas. Las veces que se planteó hacerlas para oxigenar y renovar el sistema de desarrollo, las oligarquías en el poder dijeron no.
OSCURA E INCOMPLETA DEMOCRACIA
El pacto de Punto Fijo o de Nueva York ordenado desde Washington puso como condiciones, para darle el apoyo total al nuevo gobierno, desconocer la junta patriótica creada en junio de 1957 presidida por Fabricio Ojeda y excluir al PCV en ese nuevo gobierno, a pesar de haber sido el partido, junto a la facción revolucionaria de Acción Democrática, el combatiente más férreo contra la dictadura.
La «Venezuela Puntofijista» se describía como un proceso para recuperar la democracia, ordenar el erario público, desarrollar al país y gobernar para las mayorías, pero la realidad fue otra. Se trataba del control social desde las oligarquías criollas, de la sumisión del pueblo a los intereses de las corporaciones extrajeras, de la persecución, desaparición o muerte sistemática de opositores al régimen.
Ante este panorama, de más de 30 años de oscura «democracia», transcurrieron para que el pueblo, cansado de soportar un paquete económico subordinado ante los intereses imperiales, a través del Fondo Monetario Internacional, se levantara a viva voz para reclamar sus derechos, hecho representado en el 27 de febrero de 1989 con «El Caracazo».
Luego, tres años más tarde, el 4 de Febrero de 1992, a esa rebelión de pueblo, se les une un importante sector de las fuerzas armadas venezolanas, lideradas por Hugo Chávez Frías, en un nuevo intento por recuperar las riendas independentistas de esta Venezuela.
MARCOS GAVIDIA
Fuentes: AMERICAXXI.COM / ELUCABISTA.COM / PSUV.ORG.VE / MISIONVERDAD