***En el Día Internacional contra el Acoso Escolar, la psicóloga Natalia Páez, define el bullying, analiza su evolución con la era digital, identifica factores de riesgo y subraya la importancia de la colaboración entre escuela y familia para erradicar esta forma de violencia.

CIUDAD MCY.-Cada 2 de mayo se conmemora el Día Internacional contra el Acoso Escolar, una fecha crucial para reflexionar sobre una problemática que deja profundas huellas en la vida de niños y adolescentes.

Natalia Páez, especialista en psicología, aporta su valiosa perspectiva sobre este tema, ofreciendo definiciones claras, analizando los cambios en su manifestación y destacando la importancia de la prevención y la intervención.

Páez define el acoso escolar o bullying como “una conducta agresiva, intencional y repetida que ocurre entre estudiantes, donde existe un desequilibrio de poder”. En términos sencillos, explica, “es cuando un niño o adolescente es molestado, atacado o humillado de forma constante por otro u otros, y le resulta difícil defenderse”.

La psicóloga subraya tres características esenciales que distinguen el acoso escolar de otros conflictos: la intencionalidad del agresor de causar daño, la repetición de las acciones agresivas a lo largo del tiempo y el desequilibrio de poder que dificulta la defensa de la víctima.

En los últimos años, la irrupción de las tecnologías digitales ha transformado la dinámica del acoso. “Si bien el acoso tradicional en el entorno físico escolar sigue existiendo, el ciberacoso ha emergido como una forma preocupante y extendida”, advierte Páez.

Este cambio se debe, principalmente, al mayor acceso a dispositivos e internet, al anonimato y la desinhibición en línea, a la rápida viralización del contenido dañino y a la normalización de ciertas conductas agresivas en el entorno digital.

Al analizar los factores que predisponen a un niño o adolescente a ser víctima o agresor, Páez señala una compleja interacción de elementos individuales, familiares y sociales. En el caso de las víctimas, identifica factores como baja autoestima, inseguridad, diferencias físicas, dificultades de aprendizaje, falta de apoyo familiar y aislamiento social.

Para los agresores, menciona la necesidad de poder y control, la impulsividad, la falta de empatía, modelos familiares agresivos y la influencia de grupos que valoran la agresividad.

El ciberacoso presenta desafíos particulares. “Su particularidad radica en que puede ocurrir en cualquier momento y lugar, alcanzar a una gran audiencia, ser difícil de eliminar una vez que se difunde, y a menudo permite el anonimato del agresor”, explica la especialista.

Esto genera un impacto psicológico profundo y constante en la víctima, que se siente acosada incluso en su espacio personal.

Las consecuencias del acoso escolar son graves y pueden persistir a largo plazo. A corto plazo, las víctimas pueden experimentar ansiedad, miedo, tristeza, problemas de sueño y baja autoestima. A largo plazo, pueden desarrollar depresión, trastornos de ansiedad e incluso ideaciones suicidas. Además, el acoso afecta negativamente el rendimiento académico y el desarrollo social de todos los involucrados, incluyendo a los agresores y los testigos.

Páez destaca que el impacto del acoso varía según la edad, el género y la orientación sexual de los estudiantes.

Para prevenir y abordar el acoso escolar de manera eficaz, la psicóloga aboga por estrategias y programas integrales que involucren a toda la comunidad educativa.

Esto incluye programas universales para promover un clima escolar positivo, intervenciones específicas para víctimas y agresores, formación para docentes, participación de los padres, políticas escolares claras y el fomento de la figura del observador activo.

El papel de los docentes es crucial en la detección temprana y la intervención. Necesitan formación específica para identificar las señales de alerta, crear un clima de confianza y actuar de manera rápida y eficaz.

Para trabajar con los agresores, Páez propone un enfoque que combine la firmeza con la oportunidad de aprender y desarrollar la empatía.

Finalmente, la especialista subraya la esencial colaboración entre la escuela, la familia y otros agentes sociales. “Cada uno aporta una perspectiva y recursos únicos que pueden complementarse para ofrecer una respuesta más efectiva y coordinada”, afirma.

En cuanto al marco legal en Venezuela, Páez señala que, si bien existen leyes generales de protección a niños, niñas y adolescentes, no tiene conocimiento de una ley nacional específica que aborde el acoso escolar de manera detallada. Considera que una legislación específica fortalecería la protección de los estudiantes.

Para concluir, Natalia Páez enfatiza que el mayor desafío al abordar el acoso escolar radica en su complejidad y la necesidad de un enfoque multifactorial y sostenido, que promueva un cambio cultural hacia el respeto y la convivencia pacífica. La conmemoración de este día internacional es un recordatorio de la urgencia de actuar para proteger a nuestros niños y adolescentes de esta dolorosa realidad.

JOELVIS JESUS ABREU (PASANTE) | FOTOS |REFERENCIALES

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