CIUDAD MCY.- La Tauromaquia forma parte de nuestra cultura ancestral, con quizá más de cinco siglos de antigüedad, involucrando mucha historia, conceptos y actitudes específicas, al tener sus orígenes en la ganadería y en las postrimerías del régimen colonial, contribuyendo a definir la vida económica de las ciudades, villas y pueblos de las comarcas llaneras.

El acervo ganadero y las manadas con casta despertaron el interés por las fiestas de toros, cañas, corridas y festivales con ganado criollo, sin mayor linaje, que desfilaron en improvisadas plazas, talanqueras y mataderos.

Muchos historiadores como Carlos Salas en su obra “Los Toros en Venezuela” (1980), relata que el general José Antonio Páez y otros héroes de la Independencia de Venezuela tenían afición por el coleo y los capotazos, asegurando además que la ganadería fue clave en el éxito de la liberación de la Patria, sobre todo en los llanos de Barinas, Guárico y Apure.

Fue así como emergió ese fervor taurino en Venezuela. En el país existían entidades punteras de la fiesta taurina durante la época colonial, tal era el caso de Aragua, que en 1917 gozaba de una comprobada afición a la fiesta de toros, sin embargo, los escenarios existentes resultaban incómodos y pequeños.

En las poblaciones de Villa de Cura, Turmero, Palo Negro, Cagua, La Victoria y Maracay se montaban festejos en las fechas tradicionales del calendario religioso. En Villa de Cura, por ejemplo, se realizaban los ruedos y tribunas en distintos sitios como “La Alameda”, en Cagua se celebraban donde actualmente se ubica la plaza Sucre, en Turmero en la salida hacia Maracay, en La Victoria en las adyacencia de la calle Arsenal, en Maracay en la avenida Bolívar, a la altura de la plaza Girardot, y en la urbanización Calicanto, cuenta el periodista Carlos Cortez Mota en su libro “Toros – Riñas de Gallos – Deportes Extremos” (2010).

Para nadie era un secreto que el Benemérito general Juan Vicente Gómez, máximo jefe de Venezuela entre 1908 y 1935, era gran amante de la actividad taurina, por lo cual, luego que su hijo Gonzalo Gómez construyera “El Nuevo Circo de La Victoria” en 1929 en la urbe de la juventud, para espectáculos taurinos, éste decidió donar a sus hijos Florencio y Juan Vicente un lote de terrenos para complacer sus caprichos de construir una Plaza de Toros en Maracay, la que ahora es la capital de Aragua.

En el libro “El Toreo en Aragua”, del fallecido cronista de Maracay, Oldman Botello, se relata que los deseos del general Juan Vicente Gómez resultaban en una orden y desde varios puntos de vista estaba justificada la construcción del coso taurino, además de contar con el dinero para poner en marcha la obra.

La construcción se le confió al arquitecto Carlos Raúl Villanueva, quien se ajustó a los requerimientos planteados por los Gómez, en cuanto al estilo clásico español, sin restarle funcionalidad y belleza a la majestuosa construcción que se tenía en mente.

El primer paso lo dieron en 1931. Una fuerte estructura de ladrillos, hierro, cemento, cal y demás materiales de construcción, dieron forma al diseño tan hermoso que el cronista Federico Conde comparó con la Maestranza de Sevilla, en España, razón que bastó para que la bautizarán con el maestrante nombre, pero no porque sea una réplica como muchas personas creen.

Primero se denominó Plaza de Calicanto, luego Plaza de Maracay, más adelante Maestranza de Maracay y finalmente Maestranza Cesar Girón.

Durante la construcción de la obra arquitectónica todo marchó conforme a lo previsto, estando en 1932 casi lista, por eso, para el 20 de enero de 1933 se contrataron toros y toreros de España y Venezuela para inaugurar la Plaza de Calicanto.

Todo el país hablaba del evento y nadie quería quedarse sin asistir. La capacidad de la plaza fue de 5 mil 500 personas sentadas. A la postre se elevó a 6 mil y después de los Gómez a 6 mil 500 almas, sin importar la destrucción arquitectónica original de las diferentes localidades.

Para la época, el costo de la plaza se estimó originalmente en 800 mil bolívares, pero al final sobrepasó al millón 700 mil bolívares, cifra que fue cancelada sin objetar. La inauguración contó con una programación de tres corridas de postín, donde figuraban los matadores Eleazar Sananes, Manolo Bienvenida y Pepe Gallardo.

En 1935, cuando muere el general Gómez y asume la presidencia el general Eleazar López Contreras, las fiestas taurinas en Aragua que eran sustentadas por la familia Gómez en un 75%, se ven enfriadas tras serles confiscadas las plazas, las haciendas y las ganaderías.

Es hasta la década de los 40 en Aragua cuando vuelve a tomar fuerza la tauromaquia en la entidad con nuevas figuras, que colmaron la escena en la Plaza de Calicanto. Sin embargo, resulta innegable el importante aporte brindado por la familia Gómez a esa alegre fiesta de toros y toreros.

DATO CURIOSO

La Maestranza César Girón tiene una peculiaridad, que el balcón presidencial se encuentra al nivel del ruedo, porque el general Gómez quería ver los toros de cerca.

¿SABÍAS QUÉ?

La Maestranza César Girón es un ruedo pequeño (18 metros de diámetro) para dificultar el trabajo de los picadores. Fue una petición del general Gómez.

ANDREÍNA LEÓN