**No existe profesión que no requiera de un sacrificio, sin embargo, los cuerpos de seguridad y prevención del país, tienen un compromiso más profundo con su loable carrera al dedicar su vida por el bienestar de otros
CIUDAD MCY.-La elección de una profesión es una de las decisiones más trascendentales en la vida de cualquier ser humano. Es un camino que, para ser verdaderamente gratificante, debe estar alineado con la pasión, el corazón y un profundo sentido de propósito. Pocas profesiones encarnan esta definición con tanta fuerza como la de ser policía. En Venezuela, los policías bolivarianos, los «hombres de azul», son un claro ejemplo de quienes apuestan todo por la integridad, la seguridad y la tranquilidad de su pueblo, entregando día a día su vida al servicio de la nación.
Cada 16 de julio, Venezuela se une para celebrar el Día Nacional del Policía, una fecha dedicada a honrar la invaluable labor de quienes velan por el orden público y la seguridad ciudadana. Este año, en el estado Aragua, la conmemoración adquirió un significado especial, pues se contó con un espacio para el reconocimiento institucional y la reflexión profunda sobre el verdadero significado de ser policía.
Para los policías de Venezuela, ser policía va mucho más allá de portar un uniforme o una placa, tal como lo manifestó el comisario Winston Alejo Pinto, perteneciente a la Policía Bolivariana de Aragua (PBA) desde hace 30 años y actual director de la Misión Cuadrantes de Paz. Para él ser policía es una filosofía de vida, un compromiso incondicional con el bienestar colectivo que se hace vocación.
Según su perspectiva, un policía debe poseer ética, responsabilidad, honestidad y convicción de saber que es un trabajo en el que el factor más importante es servir al pueblo, y destacó que es poco complicado dividir el tiempo entre lo laboral y la vida personal, porque el trabajo policial exige compromiso diario y constante, pero que siempre busca una alternativa para estar presente en su hogar, “uno va sobre la marcha buscando las alternativas para involucrar en algunas actividades de acercamiento a la familia”, dijo.
El concepto de orgullo es un pilar fundamental en la identidad del policía. No se trata de una vanidad superficial, sino de una profunda satisfacción por la tarea cumplida, por el deber honrado. En este pensamiento coincidió la comisaria jefe Aimara Aguilar Ruiz, quien tiene 31 años laborando para la familia azul. “Es una profesión de abnegación, de servicio al pueblo, de ayuda mutua y entender que el servicio de la policía está para la protección atención y defensa de nuestro pueblo” dijo Aguilar.
Además, quiso destacar que, desde que el Comandante Hugo Chávez estableció y refundó realmente el modelo policial, este se convirtió en un modelo que aproxima más a los funcionarios a los ciudadanos, uno que realmente estudia el delito, y que genera una autorregulación para su pueblo. “Desde la llegada de Chávez la transformación que han tenido los hombres y mujeres de azul ha sido vista en todo el territorio venezolano” comentó.
Una de las anécdotas más destacables marcaron su vida es que luego de la refundación de la PBA en el 2009 fue una situación vivida en Caracas que, a raíz de las fuertes lluvias de esa época, dejó un numero significativo de damnificados y hubo una comunidad entera que quedó aislada del resto de las comunidades, por lo que los medios de comunicación llegaron hasta el lugar para hacer cobertura de la tragedia social y al preguntarle a una ciudadana qué necesitaba, esta respondió “yo necesito a la Policía Nacional Bolivariana”, una frase que conmovió su corazón y le dio fuerzas para seguir ejerciendo su profesión.
LA VIDA DE LOS DEL UNIFORME AZUL
Sin embargo, la vida del policía no está exenta de dificultades y sacrificios. Uno de los mayores retos es lidiar con el riesgo constante, con la posibilidad de no regresar a casa, pero hay un rasgo particular que complica un poco más este ejercicio y es ser policía mujer, un rasgo más complicado debido a que muchas son madres, y ese título acarrea muchas responsabilidades, por lo que suelen perderse momentos significativos en la vida de sus hijos, o seres queridos por el deber que tienen con el pueblo y la patria.
Así lo manifestó la comisario jefa Ana Rondón, quien es la directora de la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad (UNES), quien tiene 28 años al servicio de la seguridad ciudadana. «Ha sido difícil, pero eso nos fortalece, porque te enseña a tener temple, a ser fuerte, a dar respuesta y salir a la calle como se debe», aseveró.
Más allá de los desafíos, se destaca la humanidad que subyace en la labor policial. Los agentes no son solo figuras de autoridad; son seres humanos con familias, con sueños y con la misma preocupación por el futuro que cualquier ciudadano. Su trabajo es una extensión de su compromiso con la comunidad. Por ello se hace hincapié en la importancia de la capacitación constante, la ética profesional y la cercanía con el pueblo para construir una relación de confianza y respeto mutuo.
MARÍA JOSÉ PARRA | FOTO CORTESÍA



