*** Lo que un día fue una herramienta de investigación científica se transformó en parte esencial de la forma actual de vivir la vida, por ello se analiza una visión más enfocada de lo que esto significa ***
CIUDAD MCY.- El Día Internacional del Internauta, celebrado cada 23 de agosto, conmemora un hito que cambió para siempre la forma en que el mundo se comunica: la World Wide Web. Fue en esta fecha, en el año 1991, cuando el físico británico Tim Berners-Lee lanzó la primera página web abierta al público desde la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN). Este evento marcó el inicio de la navegación por internet tal como se conoce hoy, un universo de información al alcance de un “clic”.
Más allá de la tecnología y los servidores, este día invita a reflexionar sobre el verdadero protagonista de la red: el internauta. Es el usuario quien, con su curiosidad, sus necesidades y sus interacciones, ha transformado una herramienta de investigación científica en un tejido social global. El internauta no es solo quien navega, sino quien vive, trabaja, se divierte y se conecta a través de internet, moldeando su vida diaria en torno a sus posibilidades.
Luego de la pandemia por la aparición de la COVID-19 el uso del internet como método de trabajo, entretenimiento, resolución de problemas, y herramienta prácticamente obligatoria de comunicación, se intensificó como nunca antes, al punto que pasada la pandemia las personas convirtieron la red de navegación en parte indispensable de su existencia; sin embargo, dependiendo de la generación que le dé uso a esta herramienta, la utilización y visión de la misma varía.
Para Milanyela Alvarado, quien tiene 48 años de edad, el internet ha sido una herramienta que le ha permitido potenciar sus talentos y conectar con un mundo de posibilidades. “El internet me ha facilitado la vida en muchos sentidos. Me ha ayudado a promocionar mis emprendimientos de costura y repostería, y he podido llegar a clientes que antes no conocía”, comenta la señora Alvarado. A sus 48 años, reconoce la facilidad que ofrece la red para el comercio y la comunicación.
Sin embargo, también observa el lado más abrumador. “A veces me quedo absorta en las redes. Creo que la juventud está muy atrapada en el uso del internet, y eso me preocupa”, reflexiona, dejando ver una visión dual de la tecnología: una herramienta poderosa, pero que requiere un uso consciente.
Numa Guevara, hombre de la tercera edad con 65 años, representa a una generación que creció en un mundo analógico, lejos de la inmediatez de la red. “Mi crianza fue muy distinta. Crecimos jugando en la calle y conversando cara a cara, sin un teléfono en la mano”, recuerda el señor Guevara. Ahora, con su propio dispositivo, ha descubierto una nueva fuente de entretenimiento. “Las aplicaciones de streaming y TikTok se han convertido en mi principal distracción. Es increíble la cantidad de cosas que uno puede ver”, dice.
A pesar de su disfrute, Numa se mantiene escéptico. “Todavía no me acostumbro del todo. Siento que hay una parte de mi vida que aún se mantiene al margen de la tecnología”, confiesa. Su testimonio muestra el contraste entre un pasado rudimentario y un presente digital que abraza con cautela.
Maricel Vegas, a sus 22 años, es internauta por excelencia. Desde niña, ha visto cómo el internet ha ido evolucionando, convirtiéndose en el epicentro de su vida diaria. “Mi vida entera gira en torno al internet. Lo uso para estudiar, trabajar, mantenerme en contacto con mis amigos y para mi entretenimiento”, afirma. Para ella, la red es una extensión de sí misma.
No obstante, reconoce que esta conexión permanente tiene un precio. “He aprendido que el internet también ha dominado mi vida en gran manera. A veces siento que no puedo desconectarme, y eso me ha llevado a reflexionar sobre el tiempo que le dedico”, admite. Su experiencia refleja el dilema de una generación que no conoce el mundo sin internet y que, por primera vez, está midiendo el impacto de la conectividad total en su bienestar.
El Día Internacional del Internauta invita a reconocer que, detrás de cada pantalla, hay una persona con una historia, una necesidad y una relación única con la red. Desde quienes la usan como un motor de crecimiento, hasta quienes la descubren con asombro, todos son parte de una misma red global que continúa expandiéndose y redefiniéndose cada día.
MARÍA JOSÉ PARRA | FOTOS | CORTESÍA

