Todo sistema alimentario, sea nacional o mundial, deberá transformarse para su sostenibilidad, con políticas publicas cónsonas, conciencia de consumo, acciones del sector privado y de la sociedad, que garantizarán la disponibilidad de alimentos sanos y seguros

CIUDAD MCY.- Cada 16 de octubre, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) convoca a reflexionar sobre uno de los derechos humanos fundamentales: el derecho a la alimentación. En este 2025, bajo el lema “De la mano por unos alimentos y un futuro mejores”, el llamado es a la acción colectiva para transformar los sistemas agroalimentarios, para que se le garantice a todos el acceso a una dieta nutritiva, asequible y sostenible.

La FAO, con sede en Roma, se mantiene firme en su misión de erradicar el hambre y lograr la seguridad alimentaria para todos, un objetivo que resuena con particular importancia en el contexto venezolano.

Venezuela ha sido un foco de atención en materia alimentaria en los últimos años. Sin embargo, los informes recientes de organismos multilaterales, incluido el de la FAO, resaltan avances significativos.

De acuerdo con el Informe del Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo (SOFI) 2025, la subalimentación en el país habría experimentado una importante reducción, al pasar de 17.6%, en 2019, al 5.9% en 2024. Este progreso se sostiene en las políticas públicas orientadas hacia el fortalecimiento de la soberanía y seguridad alimentaria, como el Plan de la Patria 2025 – 2031 y el apoyo del Estado a la producción privada nacional.

Un factor clave en la estrategia alimentaria del país es el Programa de Alimentación Escolar (PAE), la Misión Alimentación, los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), además del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU que opera en el país.

En 2025 se reportó un incremento de 36% en la distribución de alimentos destinados a estos programas, con un énfasis especial en el suministro de proteínas, frutas, verduras y hortalizas. Este esfuerzo no solo beneficia a más de cinco millones de niños y niñas con alimentación escolar continua, sino que también busca consolidar el acceso a macronutrientes esenciales.

AUMENTO DEL CONSUMO DE PROTEÍNAS

El enfoque en las proteínas es un aspecto central de la política nutricional venezolana en 2025. La priorización de la distribución de proteínas a través de los programas sociales es crucial para la lucha contra la malnutrición infantil. El país ha reportado una baja tasa de desnutrición en menores de cinco años (1.2%), un logro que se refuerza con la entrega de alimentos ricos en proteínas.

Sin embargo, a pesar de la sostenibilidad de los programas sociales, persisten desafíos en el acceso general a la proteína animal para toda la población. Reportes de gremios pecuarios e industriales han señalado que el consumo promedio de proteína animal per cápita se mantiene por debajo del ideal recomendado, una situación motivada por los bajos niveles de producción y el poder adquisitivo de la moneda, pero sobre todo por las sanciones unilaterales impuestas por los gobiernos de EEUU y europeos.

Existe una serie de limitaciones porque se le prohíbe al Estado realizar compras para tener acceso a los insumos agroindustriales esenciales como: vitaminas, minerales, solventes, diluyentes, envases, empaques, tapas, fertilizantes, semillas, herbicidas, insecticidas, repuestos para los equipos y maquinarias, requeridos por los productores en general para poder cumplir con sus prácticas de producción, lo que ha derivado en una disminución importante en la producción de los bienes agroindustriales.

Este panorama dual subraya la necesidad de un enfoque equilibrado. Si bien los esfuerzos estatales para garantizar la proteína en sectores vulnerables son notables, el desafío a futuro es mejorar la producción, la distribución y la eliminación de las sanciones coercitivas, para que se refleje el aumento sostenido en el consumo de proteínas en la dieta de cada familia venezolana.

LLAMADO GLOBAL DE LA FAO

La FAO invita a los seres humanos a abordar la crisis alimentaria no solo desde la óptica del hambre, sino también desde la de la nutrición inadecuada, problema que afecta tanto a países en desarrollo como a las naciones más industrializadas.

Los datos de la FAO son contundentes acerca del sobrepeso y la obesidad: se estima que 672 millones de adultos y 124 millones de menores son obesos, con 40 millones de niños menores de cinco años padeciendo sobrepeso.

Esta realidad es el resultado de un cambio dietético global, especialmente en áreas urbanas, donde la comida rápida ha desplazado la comida casera y los alimentos frescos son sustituidos por productos con alto contenido de harina, azúcar, grasas y sal.

Esta mala alimentación, combinada con el sedentarismo, se ha convertido en la principal causa de muerte y discapacidad en el mundo actual. El desafío es migrar de una dieta basada en calorías vacías a una que privilegie los macronutrientes esenciales, como la proteína, y los micronutrientes presentes en frutas y verduras.

El lema “De la mano por unos alimentos y un futuro mejores” es una invitación a la corresponsabilidad en la que es importante trabajar conjuntamente, gobiernos, productores, empresas y consumidores, para crear sistemas agroalimentarios que promuevan una mejor producción, una mejor nutrición, un mejor medio ambiente y una vida mejor para todos, sin dejar a nadie atrás.

MARÍA JOSÉ PARRA | FOTOS CORTESÍA