CIUDAD MCY.-Hasta acciones del club podría comprar, se le declaró el 7 de febrero en su honor en la ciudad y cada vez que sale al terreno, es el pelotero más aclamado por la fanaticada. ¿Qué más puede pedir José Altuve de su relación con sus Astros de Houston?
En esta unión que data desde el año 2011, cuando debutó en el equipo grande, le ha aportado a los siderales tres títulos de bateo (2014, 2016 y 2017), seis Bates de Plata, el Jugador Más Valioso de la Americana (2017) y el haber sido una de las bujías en las dos únicas Series Mundiales (2017 y 2022) del club, lo que lo convierten en la imagen del período más exitosos en la historia de esta novena, que data de 1962, al surgir como los Colts 45, cuando militaban en la Liga Nacional. En 1965 pasaron a ser Astros y desde el año 2013 militan en la Americana.
Muchos dirán que Craig Biggio y Jeff Bagwell, ambos Salón de la Fama, son íconos en Houston, pero ninguno logró una Serie Mundial. Fallaron en su único intento en 2005, cuando la perdieron en cuatro careos ante los Medias Blancas de Chicago de Oswaldo Guillén.
Lo primero por lo que deslumbró cuando llegó al equipo grande en 2011, fue su bateo. Hasta el momento, aparte de los tres cetros de bateo, hilvanó una cadena de cuatro torneos con 200 o más hits.
Y por el tórrido bateo que ha tenido esta zafra, que demuestra que su bate sigue siendo letal, el camino de los tres mil hits en los venideros cinco torneos de su contrato (hasta los 39 años), no es descartable.
Con 2.098 petardos hasta este lunes, de mantener un promedio de 158 por campaña (es su tendencia global hasta el momento), debería llegar a los tres mil. Eso sí, no contando con lesiones o la perdida de condiciones que atenten contra esa opción.
En cuanto a los líderes vitalicios en Astros: Biggio (3.060) y Bagwell (2.314), ambos están al alcance de sus posibilidades.
En otros renglones del club, en las anotadas con 1.087 tiene a su alcance a Bagwell (1.517), pero improbable a Biggio (1.844); en partidos, con 1.704 tiene a pie de mingo a José “Cheo” Cruz (1.870) y Bagwell (2.150), pero es imposible que pase a Biggio (2.850); y en dobles con 409 pasará a Bagwell (488), pero olvídense de Biggio (668).
Un área en que ha disminuido su accionar por problemas en sus piernas y rodillas, es el de los robos.
Recientemente, al estafar su almohadilla 300, Altuve se unió a los miembros del Cooperstown, Derek Jeter, Paul Molitor, Willie Mays y Roberto Alomar como los únicos peloteros en los registros de la MLB con al menos dos mil hits, 400 dobles, 200 jonrones, 300 estafadas y promedio de bateo vitalicio igual o mayor a .300.
Pero según Baseball-Reference, entre los intermedistas con al menos el 75 % de sus careos en la posición, además de 2.000 hits, 400 tubeyes, 200 vuelacercas y 300 escamoteos o más, sin importar su average, Altuve ahora está en compañía de Alomar, Ryne Sandberg y Joe Morgan, los dos últimos también inquilinos de Cooperstown.
No es probable que llegue a las 400 antes de que se retire. Sabe que debe cuidar su salud en pro del club y, como él mismo ha citado, sólo saldrá cuando la situación del juego lo amerite; o esté seguro de tener todo el chance de llegar quieto: “Siempre es bueno lograr un hito, pero primero es el equipo”.
Y pensar que el 20 de julio en 2011, cuando debutó con los siderales, los técnicos de ese entonces le dijeron que sólo era “por un ratico”.
“Cuando me llamaron por primera vez en 2011, me dijeron que era algo temporal hasta que encontraran otro segunda base”, rememoró en varias oportunidades.
Y como ha hecho siempre en su carrera y la vida, se fajó para atornillarse en el equipo y el corazón de la fanaticada de Houston y el resto de las ciudades donde se juegue pelota.
“No le presté atención a esa advertencia en mi año de novato, sino que trabajé más duro porque podía ser regular y aportar para ser campeones”, ha citado varias veces este jugador de apenas 1.67 de altura, pero con una voluntad inmensa.
FUENTE LÍDER EN DEPORTES