Con cuatro siglos de historia, la municipalidad integra tradición colonial, patrimonio arquitectónico y un modelo de crecimiento urbano-industrial que lo posiciona como una de las jurisdicciones más dinámicas del estado Aragua

CUIDAD MCY.-Cada 29 de noviembre, la memoria del municipio Sucre vuelve sobre su propio origen, como si el tiempo abriera una página solemne que recuerda los 405 años de la elevación de Cagua a parroquia eclesiástica.

Se trata de un aniversario que trasciende la efeméride: representa el instante en que un pequeño asentamiento agrícola comenzó a perfilarse como un núcleo social, espiritual y territorial que, con los siglos, daría forma a una de las localidades más emblemáticas del estado Aragua.

ORIGEN Y RUMBO DEL TERRITORIO

Antes de consolidarse como villa colonial, estas tierras eran conocidas por los pueblos originarios como los “Valles de Caguacao”, denominación que aludía a la abundancia de caracoles de agua dulce, provenientes del desaparecido Río Aragua. De la voz cumanagota cahiua “caracol” y cao “quebrada o riachuelo” surgieron las formas Caigua, Cahigua, Caguacao y, finalmente, Cagua, nombre que hoy identifica a la capital del municipio Sucre.

Según recoge el libro “Perfil Histórico de Cagua” escrito por Asdrúbal R. Castillo, el 26 de noviembre de 1620 el Teniente Gobernador Pedro José Gutiérrez de Lugo y el Vicario General, presbítero Gabriel de Mendoza, en representación del Gobernador Francisco de la Hoz Berrío y el Obispo Gonzalo de Angulo, fundaron el pueblo de indios de doctrina de San Joseph de Cagua en la quebrada o sitio del Cacique Caguacao, también llamado sitio de Maraca, con las encomiendas del Capitán Garci González de Silva y del Sargento Mayor Baltasar de Silva.

De acuerdo con las remembranzas históricas, el 29 de noviembre de 1620 la encomienda del conquistador Garci González de Silva fue elevada a Parroquia Eclesiástica bajo la advocación de San José de Cagua, en los terrenos que hoy ocupa la Hacienda Agropecuaria Casupito. Seis años más tarde, los habitantes se trasladaron a la sabana a los pies del cerro El Empalao, asentamiento que permanece hasta nuestros días.

PARROQUIA ECLESIÁSTICA

La elevación de Cagua a parroquia eclesiástica, hito que cada año convoca a la comunidad a celebrar su memoria histórica, definió los primeros rasgos de organización social en la región. A partir de ese momento, la entonces villa de “San José de Cagua” adquirió presencia formal dentro del sistema colonial, lo que permitió ordenar su vida comunitaria alrededor de la fe, la agricultura y la creciente actividad económica de los valles aragüeños.

Con suelos fértiles, acceso a rutas de intercambio y una ubicación estratégica entre Caracas, los Valles de Aragua y el centro del país, la localidad se consolidó rápidamente como un punto de enlace territorial. Este proceso favoreció la creación de haciendas, asentamiento de familias y la articulación de un tejido productivo que sería determinante para el futuro del municipio.

TRANSFORMACIÓN Y CRECIMIENTO

Durante los siglos XVIII y XIX, Cagua experimentó un crecimiento progresivo que transformó su paisaje rural en un territorio de mayor densidad urbana y dinamismo económico. Ya en el siglo XX, ese proceso se profundizó de manera decisiva y  Cagua pasó de ser una población agrícola a convertirse en la segunda ciudad más importante del estado, debido a la instalación de un vasto conjunto de empresas e industrias que impulsaron una intensa afluencia poblacional.

En esta etapa se afianzó una sólida vocación manufacturera, con industrias de aluminio, envases metálicos, textiles, vajillas, electrodomésticos, productos electrónicos y alimentos procesados, consolidando a la ciudad como un polo industrial determinante en el eje central del país. Este crecimiento, acompañado por nuevas infraestructuras y servicios, reforzó su papel dentro del corredor metropolitano Maracay–La Victoria.

Su evolución derivó finalmente en la conformación del municipio Sucre, cuya identidad actual es el resultado de cuatro siglos de transformaciones culturales, económicas y urbanas.

IDENTIDAD, CULTURA Y CONTINUIDAD HISTÓRICA

La conmemoración de este 29 de noviembre no solo reviste un valor simbólico: también permite reconocer el papel que ha desempeñado Sucre en la construcción social del estado Aragua. Su gente, su arquitectura tradicional, sus espacios patrimoniales y sus prácticas culturales conforman un legado que permanece arraigado en la vida cotidiana.

La parroquia Cagua, convertida en capital municipal, continúa siendo el epicentro de este proceso histórico. Sus calles, templos y comunidades resguardan los testimonios de un pasado que sigue vigente en cada celebración, cada festividad patronal y cada iniciativa para preservar la memoria del territorio.

REINYMAR TOVAR | FOTOS | CORTESIA