CUIDAD MCY-La reciente suspensión de la sede de la Serie del Caribe en Venezuela responde a una manipulación de la agenda deportiva para generar malestar social, informó el analista geopolítico Víctor Vegas, quien afirmó que la Confederación de Béisbol Profesional del Caribe decidió trasladar el evento a Guadalajara, México, luego de que las ligas de Puerto Rico, República Dominicana y México notificaran su imposibilidad de viajar al país por causas ajenas a la infraestructura deportiva.
Aseveró el experto que esta medida busca alterar la cotidianidad de la población durante la temporada navideña y constituye una herramienta política para impulsar cambios en el sistema institucional venezolano a través de la presión mediática y el aislamiento internacional.
Del mismo modo, Vegas sostuvo que el uso del deporte como actor político permite centrar la atención en escenarios de conflicto fabricados, una táctica conocida como «agenda setting» y el retiro de la sede, que originalmente tendría como escenario principal el Estadio Monumental Simón Bolívar, ocurre en un contexto de cierre del espacio aéreo y tensiones diplomáticas derivadas de las políticas de la administración estadounidense.
El analista recalcó que el béisbol representa un elemento de identidad fundamental para los venezolanos, por lo que atacar este espacio busca herir la moral colectiva y proyectar una imagen de inestabilidad que justifique intervenciones externas.
Por tal motivo, aseguró que esta estrategia de cerco deportivo se extiende a otros eventos de gran escala, como el Clásico Mundial de Béisbol y la Copa América de Béisbol, cuya organización también enfrenta dudas y suspensiones.
Mientras los organismos internacionales ceden ante las presiones de Washington, el experto aseguró que la narrativa oficial intenta presentar a Venezuela como un territorio incapaz de garantizar seguridad, a pesar de contar con la infraestructura necesaria.
Para Vegas, el desplazamiento de la Serie del Caribe a México es una evidencia clara de cómo el poder hegemónico instrumentaliza el entretenimiento para avanzar en sus objetivos de control regional sin recurrir, de momento, a un conflicto bélico directo.
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