CIUDAD MCY.– Argimiro no nació para ser soldado, según describen quienes lo conocieron, tampoco quería serlo, pero el curso de la historia lo llevó a escoger este camino.
En sus primeros años de vida expresó su sensibilidad hacia las causas humanas. El niño Gabaldón estudió en sus primeros años los escritos de José Martí, bajo la tutela del maestro Arturo Simonet.
Con tan solo 19 años comenzó a militar en el Partido Comunista de Venezuela (PCV). Luego de la dictadura de Marco Pérez Jiménez, ocupó la presidencia del Concejo Municipal de Biscucuy, en Portuguesa.
Argimiro además fue gobernador en dos oportunidades en el estado venezolano de Lara, y embajador de Venezuela en Brasil y Cuba.
A comienzo de la década de los 60 sube a las montañas venezolanas como fundador, junto a otros jóvenes, del Frente Guerrillero de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) Simón Bolívar.
Desarrolló su lucha en Lara y Portuguesa, con el objetivo claro de acabar con los Gobiernos que emergieron del Pacto de Punto Fijo. Planteaba que no solo era necesario cambiar de Gobierno sino ir a la raíz para generar cambios transcendentes y no formales.
Gabaldón representaba un riesgo para las élites en el poder y como era costumbre para entonces, en 1964 el Gobierno ofrece una recompensa de 15.000 bolívares a quien trajese vivo o muerto a Argimiro Gabaldón, conocido como «comandante Carache».
El 13 de diciembre de ese mismo año es víctima de un disparo que acabó con su vida a los 45 años de edad, y aunque el suceso fue atribuido a un accidente, la bala que lo mató venía del arma de su compañero Jesús «Chucho» Vetencourt, conocido como «comandante Zapata».
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