˃ El desarrollo de la operación especial militar de Rusia en Ucrania y sus consecuencias, propiciarán un rediseño significativo de Venezuela en sus relaciones internacionales y en su modelo económico, de tal manera que serán apreciables en poco tiempo

CIUDAD MCY.- Todos los escenarios parecen apuntar a un reajuste de las relaciones entre los países a mediano y largo plazo, trazándose una línea divisoria más consistente entre Occidente y Eurasia.

Estas nuevas asociaciones proponen un cambio de situación para varios países. La configuración del sistema-mundo posterior al actual trance tiene nudos críticos en los sectores clave de Rusia que son objeto de medidas coercitivas y unilaterales, tal como son los casos del petróleo, gas, fertilizantes, alimentos y minerales estratégicos.

La escalada apreciable de estos rubros bajo sanciones y el mapa de países que hasta ahora no han cedido a las presiones de “sancionar” la economía rusa propone un reacomodo de las economías a niveles sin precedentes, en un periodo de tiempo muy estrecho.

Venezuela está ubicada en el espacio geográfico occidental, pero que tiene una órbita política y económica en el mundo emergente y en Eurasia, se encuentra en una encrucijada. Todo el proceso de reacomodo económico tiene elementos potencialmente favorables, pero también los que podrían ser perjudiciales.

ESCENARIO UNO: EL FAVORABLE

El país suramericano sufrió en los últimos años un proceso progresivo de medidas coercitivas, ilegales y unilaterales que impactaron profundamente su economía. Estas acciones han consistido en un vulgar embargo de facto sobre la economía venezolana, debido a su histórica dependencia de la exportación petrolera.

En primer lugar, un dato concreto: por la caída del precio del crudo y luego por el bloqueo a sus ventas de crudo, el país sufrió una caída de ingresos desde el año 2014 hasta 2020, traducido en 99% de los ingresos en moneda extranjera reportados al Banco Central de Venezuela.

A partir de las operaciones de Rusia en Ucrania, Washington anunció “una distensión coyuntural y puntual” a algunas operaciones petroleras de Venezuela en el extranjero. Biden envió personeros a dialogar con el gobierno del presidente Nicolás Maduro, proponiendo una negociación que se perfila a la reanudación de algunas actividades en suelo venezolano, por parte de empresas seguramente estadounidenses, así abriendo la posibilidad de nuevas licencias que, de manera excepcional, autoricen negocios en y desde Venezuela en materia petrolera.

La crisis energética que generan las “sanciones” a Rusia supone la aparición de un mercado deprimido que debe ser resuelto con más producción de combustible, especialmente el de los crudos pesados, precisamente el fuerte de Venezuela.

Es probable que Venezuela sea beneficiada mediante una nueva asistencia en materia tecnológica, pudiendo adquirir algunos equipos estadounidenses para el desarrollo de los procesos vitales de su industria petrolera, especialmente en materia de refinación de hidrocarburos.

Según indica su Instituto de Investigación de Políticas Alimentarias, Rusia es uno de los principales productores de fertilizantes que representa 15% del comercio mundial de fertilizantes nitrogenados y 17% de los fertilizantes potásicos, por la guerra se prevé una gran fractura en la seguridad agroalimentaria global.

En este contexto será necesario un aumento de las cuotas de producción de los fertilizantes. El caso venezolano es particular. La estatal Pequiven, que otrora generaba 93% de los fertilizantes en el país, es la legítima propietaria del Monómeros colombo-venezolano, con sede en el país vecino, que satisface casi el 50% del consumo de fertilizantes en Colombia.

Dicha filial está en manos del gobierno colombiano, bajo supuesta medida de protección y en claro despojo a Venezuela, en aplicación del embargo económico.

En el caso de que Venezuela pueda adquirir tecnología podrá incrementar sus operaciones de explotación de gas y por ende aumentar la producción de fertilizantes, incluso colocar una cuota en el mercado internacional, aunque es todavía lejana la posibilidad de recuperar la filial en Colombia.

Al hablar de la recuperación venezolana en materia de fertilizantes no es nada despreciable, considerando que la región latinoamericana son sectores claves y altamente dependientes de estos rubros. Brasil y EEUU son los principales consumidores de fertilizantes en este lado del mundo.

Rusia ha estado apalancando su moneda mediante compras de oro. Al ofrecer comprar oro de los bancos rusos, el Banco de Rusia vinculó el rublo al oro. Esto generó un alza en el precio de este metal, al largo plazo será el oro que se posicione como un medio de intercambio en Eurasia. De esta manera al escenario favorece a Venezuela, dado que el país en 2018 se perfiló como la segunda reserva mundial más grande de oro.

ESCENARIO DOS: EL PERJUDICIAL

Rusia ha esquivado las sanciones mediante la colocación de su crudo a descuento de hasta 35%, una alternativa irresistible para varios países consumidores en un contexto de precios altos e incertidumbre.

Aunque Europa y Estados Unidos se obcecan en prescindir del crudo ruso, países consumidores como India y China mantendrán sus tratos con Rusia, además que el país euroasiático ha sido capaz de encontrar nuevos clientes, a pesar de las restricciones mundiales de los compradores tradicionales.

Rusia y China han venido trabajando un esquema de intercambio de hidrocarburos en monedas nacionales, y ahora India también ha previsto comprar crudo a Rusia en estos signos monetarios.

Este escenario, claramente favorable para la configuración de un sistema comercial alterno al dólar, es potencialmente perjudicial para Venezuela si el país caribeño no logra apuntalar posición ante este esquema, tanto de mercado como el cambiario.

China es hoy el principal cliente del crudo venezolano, y luego de la asfixia estadounidense a Venezuela, India tomó el segundo lugar como cliente. En condiciones geográficas desfavorables, bajo descuento y transado en monedas nacionales, las colocaciones venezolanas pueden verse desalentadas.

Por otro lado, aunque por ahora las posibles distensiones de Washington hacia Caracas prevén un escenario favorable para la actividad petrolera de Venezuela, ello no asegura que el país pueda ser bloqueado en otras materias, como el oro.

Las condiciones hoy favorables en materia aurífera son también un factor de riesgo a las operaciones en oro por y desde Venezuela, si recrudece la cacería de brujas en persecución a las operaciones del oro vinculadas a Rusia.

En otros temas, tal como la estatal rusa Rosneft fue objeto de “sanciones” en años anteriores por operar en Venezuela, la estatal venezolana PDVSA podría ser objeto de nuevas medidas por continuar sus relaciones con Rusia. La aplicación extraterritorial y multidireccional de las medidas coercitivas tiene semejante dimensión.

En otras palabras, Washington buscaría alejar a Venezuela de Rusia, usando las medidas coercitivas como látigo y forma de “torcer el brazo”. El fin no es otro que pretender devolver a Venezuela a la “tradicional área de influencia” estadounidense, empezando por el ámbito comercial, mediante la constante presión y acciones de cabildeo, lo cual constituye coerción para las relaciones internacionales de Venezuela.

MARCOS GAVIDIA