CIUDAD MCY.- Los jefes de la diplomacia de China y Estados Unidos (EEUU) revisaron este miércoles situaciones consideradas sensibles en los nexos bilaterales, como preámbulo a la anunciada visita del funcionario norteamericano a Beijing en los próximos días.

De acuerdo con el Ministerio de Relaciones Exteriores, el canciller Qing Gang y el secretario estadounidense de Estado, Antony Blinken, sostuvieron una conversación telefónica que da continuidad a los esfuerzos por depurar los lazos de constantes tensiones.

El portal de noticias Prensa Latina refiere que el ministro chino recalcó la postura sobre el tema Taiwán, deploró los intentos de Washington por entrometerse en un asunto meramente interno y le exigió dejar de socavar la soberanía nacional, seguridad y los intereses de desarrollo de Beijing.

Qing hizo referencia a los escollos y desafíos surgidos desde principios de este año para reencauzar los vínculos bilaterales por un camino estable y reiteró la apuesta por los principios del respeto mutuo, la coexistencia pacífica y la cooperación de ganancia compartida.

Asimismo, convocó a la parte estadounidense a dar pasos concretos en función de mejorar los lazos, honrar los compromisos asumidos con el gigante asiático, manejar apropiadamente las diferencias y promover más los intercambios.

Mientras, el Departamento de Estado informó que Blinken habló de la importancia de mantener abiertas las líneas de comunicación a fin de tratar de manera responsable las relaciones, evitar malentendidos y conflictos, y analizar asuntos bilaterales y globales.

Además, apuntó que Washington continuará con los contactos diplomáticos tanto para plantear sus inquietudes en determinados terrenos como para examinar oportunidades de potencial cooperación.

Esta conversación telefónica precede el posible viaje de Blinken a Beijing, que en febrero pasado fue suspendido debido a las tensiones desatadas por el supuesto envío de un globo-espía de China a los cielos de Estados Unidos.

Igualmente, tiene lugar en un contexto de nuevos roces a raíz de reportes sobre la presunta apertura de una base de inteligencia del gigante asiático en Cuba, con el objetivo de vigilar a la nación norteña, especie que fue rechazada tanto por Beijing, como por La Habana, las consideraron otra acción injerencista de Washington y un ejemplo claro de difamación.

AGENCIAS